Según el New York Times, uego de las elecciones presidenciales del año pasado en los Estados Unidos, la gente se dio cuenta del problema de las noticias falsas en Facebook. Millones de estadounidenses, al igual que en casi todo el mundo, la gente se entera de las noticias por lo que ven en la red social, pero muchas de estas son falsas.
Según una encuesta reciente, el 62% de los estadounidenses se entera de las noticias en Facebook. El problema es que es cada vez más común encontrar falsas noticias e historias disfrazadas. La evidencia muestra que Facebook está enredado con las mentiras.
Un reporte encontró que adolescentes en Macedonia podían burlar a Facebook y repartir propaganda a favor de Trump a millones. A principios de 2016 los conservadores en Estados Unidos se quejaron ante Zuckerberg porque la red social suprimía las noticias de su partido.
Eso se dio inmediatamente después de que reemplazaron a los editores humanos con algoritmos, lo que empeoró el problema de las noticias falsas. Otro reporte afirma que Facebook sabía del problema de las noticias falsas y que pudiendo hacer algo al respecto, declinó arreglar el problema.
El problema de la influencia de Facebook ha sido desestimado, pero según investigadores, puede influenciar poderosamente la forma de pensar y las acciones de las personas. Un experimento en 2010 con 61 millones de usuarios en Estados Unidos antes de las elecciones intermedias ilustra esto:
Un grupo recibió un mensaje de “ve a votar” en puro texto, mientras que otro recibió el mismo mensaje con fotos de sus amigos de Facebook quienes habían dado click a “yo voté”. Los investigadores concluyeron que el segundo post produjo cientos de miles de votantes.
En 2012, investigadores de Facebook secretamente hicieron un experimento: algunas personas recibieron publicaciones ligeramente más positivas mientras que otras unas ligeramente más negativas. Quienes recibieron publicaciones positivas publicaron más cosas positivas y quienes recibieron las más negativas, también publicaron cosas más negativas.
El problema de influencia en términos de pensamiento político no se limita a la diseminación de noticias falsas, sino también a su repercusión. El algoritmo de la compañía elige cuáles actualizaciones aparecen primero en las noticias y cuales son enterradas.
Desafortunadamente, solo Facebook sabe exactamente cómo se esparcen las noticias falsas y quienes las generan, lo mismo que el alcance e influencia que pueden tener.
Además, Facebook no marca los sitios creíbles, un artículo del “The Denver Guardian” (un periódico que no existe) tiene la misma credibilidad que uno de “The Denver Post”, un periódico que sí existe.
El algoritmo además está diseñado para reforzar las creencias existentes. Funciona como Youtube cuando muestra videos que son similares a los gustos del usuario. En países menos estrictos, estos problemas pueden verse magnificados, opinan los especialistas, y ser más peligrosos aún.
En Birmania, por ejemplo, la desinformación en Facebook ayudó a encender la limpieza étnica, creando una crisis de refugiados.
En otro estudio, investigadores de Stanford intentaron descubrir si estudiantes de preparatoria y universitarios podrían discernir entre artículos, anuncios y fuentes neutrales y entre cuentas falsas y reales.
Más de 7 mil 800 respuestas de estudiantes de 12 estados de los EE.UU. fueron recabadas, para evaluar si podían diferenciar noticias falsas en tuits, comentarios y artículos. Los investigadores se vieron “sorprendidos” por cómo fallaron en evaluar la credibilidad de la información.
Más del 80% de los estudiantes de preparatoria creyeron que el contenido patrocinado eran historias reales.
Una apariencia profesional y pulida en una sección determinada fácilmente persuade a los estudiantes de que el sitio es neutro y autorizado, los jóvenes tienden a aceptar crédulamente la información presentada incluso si no tiene citas ni evidencia alguna.
En el caso de los universitarios, la mayoría no detectó la falsedad en un tuit de un grupo activista. Los investigadores encontraron que más del 30% de los estudiantes creyeron que una cuenta falsa de Fox News era más confiable que la verdadera.
“La solución, concluye la investigación, es enseñar a los estudiantes o en general a todos los usuarios de Internet, a leer buscando confirmar las fuentes y los hechos”, escriben.