Las apariencias engañan y en ocasiones hasta la más inocente palomita puede resultar ser un buitre rapaz. Un hallazgo de la policía en la carta suicida de un hombre podría conducir a un asesino en serie francés que por lo menos tuvo tres presuntas víctimas, entre ellas, una menor de edad. Las investigaciones continúan en pie para saber la relación de los casos con el supuesto autor de los crímenes.
De acuerdo a los medios franceses, el cuerpo de un hombre llamado François V fue hallado cerca del balneario Montpellier después de haber sido citado para ser interrogado por un caso abierto que buscaba la identidad de un asesino en serie. El cuerpo estaba acompañado de una nota, donde el tipo afirmaba ser “el hombre picado de viruela” y el asesino conocido como “Le Grêlé”, que buscaba la policía. Ahora es puesto como sospechoso.
François tenía 59 años y pertenecía a la Gendarmería, una fuerza vinculada al ejército francés. El sospechoso es vinculado a crímenes cometidos en las décadas de los ochenta y noventa, pero que estuvo fuera de mira de la policía por más de 20 años. Una de las víctimas fue Cécile Bloch, de 11 años, quien después de salir hacia la escuela en Fontainebleau, una pequeña ciudad al sur de París, no se le volvió a ver y se reportó como desaparecida.
Más tarde, alertados por el guardia del bloque habitacional, el cuerpo de la menor fue encontrado en el sótano del edificio. La pequeña había sido estrangulada, apuñalada y violada. La única pista del supuesto atacante fue dada por el hermano de Cécile, Luc Richard, quien ayudó a la policía a realizar un retrato hablado de un sujeto extraño que se encontró en el elevador. Según Luc, se había comportado muy bien con él y hasta le deseó que tuviera un buen día.
La evidencia genética encontrada en el caso de Bloch fue relacionada, por lo menos, con otras seis víctimas de violación y otros dos asesinatos antes de su confesión. En el proceso, los padres de Cécile murieron sin enterarse de la identidad de quien terminó con los días de su hija. Su hermano Luc dijo que si no se encontraba al asesino, podría vivir, pero tendría “un gran sentimiento de injusticia”.
Otras de sus víctimas fueron Karine Leroy, una estudiante de 19 años; la alemana Irmgard Müller, de 21 años, y Gilles Politi, de 38 años. Leroy desapareció en 1994 y fue encontrada un mes después en un bosque de Montceaux-lès-Meaux. En cuanto a Politi y Müller, sus cuerpos fueron encontrados en una casa familiar en París con las muñecas atadas y, en el caso de Müller, con la garganta cortada.
En al menos tres ocasiones, el atacante fue señalado como un policía, pero pensaron que tales afirmaciones se trataba de una táctica de manipulación. Ahora con la carta de François, todo podría tener nuevas direcciones vinculadas al confeso asesino.