Hay errores que pueden ser muy costosos, incluso pueden arruinar toda una vida, o al menos retrasar el que alguien la pueda disfrutar durante 37 años, como le sucedió a Robert Duboise, ciudadano estadounidense originario de Florida, quien fue encarcelado en 1983 acusado de violación y asesinato, crímenes que después de tantos años se descubrió que no había cometido, así que de inmediato fue puesto en libertad, aunque el tiempo ya ha pasado y nada lo hará regresar.
Ingresó a la cárcel cuando tenía 19 años de edad, acusado de haber violado y asesinado a Barbara Grams, también de 19 años, quien fue encontrada luego de ser atacada cuando se dirigía a casa luego de salir de su trabajo en un centro comercial en Tampa, Florida. Una supuesta marca de una mordida, así como el testimonio de un informante de la policía fueron suficientes para condenar a cadena perpetua a este hombre, que recién dejó el Instituto Correccional Hardee, en Bowling Green, Florida, a los 56 años.
Después de todo este tiempo, la investigación de la Unidad de Revisión de Sentencias del Condado de Hillsborough, así como de un abogado del Innocence Project, que realiza revisiones a casos de este tipo, en los que no hay mucha claridad en las evidencias, determinaron que en realidad nunca hubo la mordida y que el testimonio del supuesto testigo de la policía fue falso, por lo que el juez Christopher Nash ordenó la liberación inmediata de Robert.
Su madre y su hermana lo esperaban a las puertas de la cárcel, en una escena muy emotiva y también complicada, porque de ser un “asesino y violador” ahora es un ciudadano común, además de que pasó en el penal prácticamente el doble de años de los que había vivido en libertad, y eso no es algo fácil de sobrellevar, porque si lo piensas perdió la oportunidad de ir a la universidad, de salir de fiesta y de viajar durante toda su juventud, así como también de conocer a una chica y casarse, tener una familia, un empleo y tantas cosas más.
De verdad que es muy difícil imaginar cómo ha cambiado la vida para Robert, y seguro tendrá que llevar un lento proceso de adaptación, pues incluso la ciudad ha cambiado de forma drástica, y los lugares que solía visitar probablemente ya no existen; tampoco tendrá amigos, es como si hubiera llegado por primera vez a esa ciudad que ahora le resultará muy extraña, y es que fueron 37 años de estar encerrado. Solo de pensarlo se nos ponen los pelos de punta, ¿o no?
A pesar de lo complicado que resulta todo, Robert aseguró que no tiene resentimientos contra quienes se equivocaron en su caso y permitieron que pasara todos estos años en prisión, además de que ve con ánimo el futuro, consciente de que se debe adaptar a la ciudad, a la tecnología que ahora existe, pero sobre todo comentó que lo hará sin albergar odios, ya que esta es una gran oportunidad, que como su madre dijo a los medios de comunicación locales, “es un regalo maravilloso del Señor”.
Si guardas odio y rencor en tu corazón, entonces no hay lugar para otra cosa. Solo estoy muy agradecido.
—Robert Dubois