El intercambio estudiantil tiene como objetivo que los alumnos en formación logren comprender a otros pueblos y fomenten el respeto por los demás por medio de su inmersión en una cultura distinta a la propia, mejorando así el entendimiento entre naciones. Sin embargo, no todos entienden esto, como se demostró el pasado 22 de septiembre de 2022, cuando dos estudiantes extranjeros provenientes de Francia fueron expulsados de la Universidad De La Salle Bajío, en León, Guanajuato, México.
Los irrespetuosos chicos llamaron “indigenos” a los mexicanos y uno de los jóvenes se fotografió con nuestra bandera cubriendo sus vergüenzas mientras “defecaba”, sin papel sanitario a la vista, dando a entender que usaría nuestro pendón patrio para “limpiarse”. En un comunicado que ponía la metafórica bota en las posaderas de los jóvenes groseros se dijo que en nuestra comunidad no puede haber expresiones de discriminación, racismo o intolerancia.
Maxime Tsr Perpoil
Haciendo gala de una completa falta de criterio, el estudiante francés de intercambio, dado de alta en Facebook como Maxime Tsr Perpoil, subió a sus redes sociales imágenes en las que menospreciaba a sus compañeros y en las que trataba al lábaro patrio con desprecio, en un despliegue escatológico de insensibilidad y cretinismo.
A pesar de que seguramente él lo consideró muy gracioso, el hecho fue difundido en redes sociales y las autoridades académicas de la Universidad De La Salle Bajío, que había acogido al joven, se enteraron de los hechos. Prestos a defender los ideales de su institución, los lasallistas dieron a conocer en un comunicado que la estancia de los involucrados en los posts, que serían el propio Maxime y otro estudiante de intercambio francés, serían devueltos a su lugar de origen a la brevedad para que sus instituciones de origen apliquen las medidas disciplinarias correspondientes.
El racismo no es nada “Lasallista”
Maxime pone en sus redes sociales que la institución de la que procede es la escuela privada Cours Pascal, que ofrece educación de corte laico y recibe apoyo del gobierno francés, por lo que cualquier actitud racista o políticamente censurable exhibida por sus alumnos no es poca cosa.
La Universidad De La Salle rápidamente se deslindó de las actitudes racistas y peyorativas de los estudiantes, explicando que tales actos y comportamientos van en contra de todo lo que representa su institución y que por eso no pueden ni permitir ni condonar actitudes que violen sus principios.
Justos por pecadores
Al conocer la fogosidad del pueblo mexicano, la institución que sancionó a los estudiantes suplicó que se tratara con cordialidad y hospitalidad a todos los estudiantes extranjeros que se encuentran de intercambio, incluidos numerosos alumnos franceses que no participaron en lo absoluto en los actos denigrantes que ameritaron la expulsión de los dos chicos irrespetuosos.
Cuando la noticia se volvió viral, múltiples usuarios empezaron a solicitar que “por lo menos” les faltaran al respeto a los estudiantes expulsados antes de que volvieran a su país. Sin embargo, incluso si fueron irrespetuosos con nosotros y con nuestro pueblo, ya han sido censurados por ello y el castigo, si es que se aplicará, es responsabilidad de su institución de procedencia.
Carta a la Comunidad: llamado a la cordura
Es importante señalar que las acciones tomadas por la universidad guanajuatense, a pesar de haber sido contundentes y correctas, levantaron la indignación de varios usuarios de redes sociales, quienes estaban “prendidos” y sumamente enojados por la discriminación mostrada por los estudiantes franceses, por lo que exigían un “castigo” para los muchachos: “¿Así nomás? Por lo menos insúltenlos antes de que se vayan”, se leía algún reclamo de la gente que “pedía sangre” por la actitud de los huéspedes de nuestro país.
Sin embargo, la universidad actuó de un modo digno y muchos otros usuarios mantuvieron la cordura, señalándolo así: “¿Quieren rebajarse a su nivel? Exigir respeto y luego afectar la dignidad del otro es traicionar los mismos principios que pides que se protejan. No hay que ser así”, señalaba otro comentario, que aplaudía que la institución de origen de los jóvenes se encargue de rectificar el entuerto, pues con ese tipo de alumnos, la verdad, sí que da lástima y pena ajena.