Todos recordamos aquel capítulo de Malcolm el de en medio donde se explica que la razón por la que el protagonista es tan inteligente se debe a que escuchaba música clásica cuando todavía estaba en el vientre de Lois. Estos métodos musicales para estimular la inteligencia han sido muy populares para tratar de despertar en los pequeños facultades extraordinarias, pero la verdad es que muchos de nosotros, a pesar de haber sido sometidos a largas sesiones de Mozart, nos quedamos como Reese.
Si quieres saber por qué no eres un genio musical, ajedrecístico o matemático, agárrate, porque recientemente un estudio reveló la posible causa: el género de música que genera mayor actividad cerebral es el reguetón y no la música clásica. Jesús Martín-Fernández, neurocirujano del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, en Santa Cruz de Tenerife, Canarias, es el responsable de una tesis doctoral que arroja y avala estos resultados.
El reguetón provoca mayor actividad cerebral que escuchar clásica o folclore.
Por Ana Santana https://t.co/UFxh3U2k6o pic.twitter.com/86Mi1PW8CK
— EFE Noticias (@EFEnoticias) July 26, 2021
En un principio, Martín-Fernández se encontraba indeciso sobre la temática de su tesis, pero luego de consultarlo con su asesor decidió unir sus dos grandes pasiones: el cerebro y la música. De esta manera, comenzó a proyectar su diseño experimental, el cual terminó por consistir en 28 personas sin ningún tipo de formación musical, con gustos musicales distintos y con una media de 26 años de edad.
El estudio llevado a cabo en el IMETISA, centro de investigación anexo a la Universidad de Canarias, analizó en primer lugar la capacidad de los sujetos de prueba para discriminar melodías e identificar frases rítmicas. Luego de esta primera fase se procedió a realizar una resonancia magnética a las personas mientras escuchaban música y se monitorearon los efectos producidos en los cerebros de los sujetos.
En la prueba se utilizaron clips de reguetón como Shaky de Daddy Yankee y Ginza de J Balvin, temas de música electrónica como Passion de Alberto Feria y L’amour toujours de Dzeko, pistas de folías y malagueñas canarias del género folclórico y, por último, piezas de música clásica como El concierto en Mi menor de Vivaldi y la Minué de los aires en Re de Luis Cobiella.
En los temas con letra se eliminó totalmente la voz, pues para el neurocirujano era importante evaluar “de la forma más pura posible el procesamiento de la música”. Con base en este procedimiento, los investigadores analizaron las características anatómicas del cerebro de cada participante y luego aplicaron el test BOLT, que consiste en el monitoreo de las reacciones de las áreas del cerebro estimuladas por la música, cuya medición puede observarse por el oxígeno que recibe el cerebro y que se muestra a través de colores en una pantalla según su intensidad.
Los resultados fueron sorprendentes, pues el reguetón iluminó áreas más grandes del cerebro de los sujetos, en especial, el área auditiva y la motora. De acuerdo a Martín-Fernández, estos resultados nos muestran que escuchar este género involucra más maquinaria de nuestro cerebro, mientras que la música clásica genera poco movimiento. Además, hubo resultados interesantes con la música electrónica, pues esta despertó una zona primitiva del cerebro conocida como los ganglios basales, que se encargan de regular el inicio y el término de una acción, la postura y tiene que ver con el sistema de recompensa y placer.
Los investigadores señalan que este estudio es el primero en su tipo, por lo que habría que esperar más investigaciones y otra clase de experimentos para comparar resultados. Además, sugieren que es posible que el cerebro haya reaccionado de mejor manera al reguetón debido a su predictibilidad rítmica, cuyo pulso parece hacer sintonía con nuestro sistema en muy poco tiempo. Al parecer, la repetición y el ritmo constante son los causantes de activar grandes áreas de nuestros cerebros, así que si quieres que tu hijo sea un genio prodigio, ponlo a escuchar a Daddy Yankee, pero recuerda, sin letra y sin voz.