La serie de Falcon and the Winter Soldier sigue dando de qué hablar y por supuesto que el éxito de los personajes que conocimos en la saga de Los Vengadores sigue creciendo, por lo que podemos decir que Disney se apuntó un nuevo triunfo. La serie evidencia la oscuridad que en ocasiones rodea al gobierno de los Estados Unidos y esto no es solo ficción, sino que se basaron en hechos reales para construir su historia.
Ante tantos misteriosos, Sam y Bucky se la pasan investigando qué pasa con el US Agent y cuáles serían realmente sus intenciones y las de los Flag Smashers, así como el hecho de que el gobierno haya ocultado que existía otro Capitán América. Para tratar de encontrar algunas respuestas, Bucky lleva a Sam con Isaiah Bradley, un excombatiente de la guerra de Corea que en su momento fue enviado para liquidarlo.
Seguro te preguntas por qué enviarían a un “simple” soldado a tratar de eliminar a alguien como Bucky, y en la serie nos revelan que en realidad Isaiah recibió una variante del suero que convirtió al capitán Rogers en el superhéroe que conocemos. El soldado fue sometido a terribles experimentos que lo pusieron al borde de la muerte y, por supuesto, dejaron una profunda huella que no es fácil borrar.
Tras la muerte de Abraham Erskine, el gobierno de los Estados Unidos decidió que no era posible que el suero para crear al supersoldado se perdiera, por lo que comenzó a experimentar, como en el caso de Isaiah, con soldados afroamericanos, pero solo este logró sobrevivir y así se convirtió también en un Capitán América, con la excepción de que sus logros nunca se dieron a conocer, como en el caso de Steve Rogers.
Isaiah les explica a Sam y a Bucky que el gobierno lo traicionó e, incluso, lo metieron a la cárcel durante 30 años. De acuerdo al cómic, fue acusado de traición a la patria, aunque esto todavía no se ha explicado en la serie, pero lo que sí sabemos es que se basaron en hechos reales sucedidos entre 1932 y 1972 en los estudios Tuskegee, donde se hicieron experimentos, pero se decía que trataban de identificar secuelas de sífilis no tratada entre la población afroamericana.
Un total de 600 hombres fueron sometidos a experimentos, pero nunca les avisaron de qué se trataban, únicamente les decían que los estaban tratando de la “mala sangre” y les daban alimentos, exámenes médicos gratuitos y hasta un seguro de servicios funerarios, pero la realidad es que nunca se les dio ningún medicamento contra la sífilis y esto se extendió durante cuatro décadas, aunque, al menos que sepamos, no surgió ningún supersoldado de este lugar. Sin duda, la realidad siempre supera la ficción.