Dos años después de que varios reos se convirtieran en héroes al salvar la vida de su carcelero, quien ahora busca ayuda para un trasplante de corazón, agradeció conmovido a los presos que lo salvaron.
Sin importarles las consecuencias en su contra, los prisioneros que en 2016 fueron noticia al arriesgarse por salvar al carcelero, fueron héroes. En lugar de quedarse sentados y no hacer nada por su carcelero, decidieron escapar de su celda para ayudarlo, aun cuando eso los puso en riesgo.
Gary Grimm, el guardia de la cárcel de Parker County, Texas, no recuerda nada del evento. Esa mañana casi muere. Solo la grabación de la cámara de seguridad le muestra lo que pasó ese día.
“Simplemente se me apagaron las luces”, dice. “Lo siguiente que recuerdo es ver el techo de la sala de emergencias”.
Grimm había sido asignado a vigilar a los reclusos de la celda en el sótano de la corte del condado Parker el 23 de junio de 2016. Ocho reos aguardaban esposados en la celda cuando Grimm sufrió un infarto.
“Ellos pensaron que estaba bromeando, pero no era así”, dijo Grimm. Los reos pronto se dieron cuenta de que el guardia estaba inconsciente y no tenía pulso. Empezaron a gritar y a golpear la puerta para pedir ayuda.
Eventualmente, se liberaron y causaron suficiente alboroto para llamar la atención de los policías.
“En lugar de escapar y tomar mi arma, pudiéndome matar o tomarme de rehén para escapar, me vieron como un ser humano”, dice Grimm.
Luego de 20 años de trabajar como guardia de seguridad en las cárceles de Texas, Grimm aprendió a tratar a los reos como le gustaría a él que lo trataran.
“No me importa si son drogadictos, millonarios o pedófilos. Siguen siendo seres humanos. No me tiene que gustar lo que hicieron, pero no es mi deber juzgarlos”, dice Grimm.
El guardia retirado de 52 años, se pensionó en diciembre por sus problemas cardíacos. Le espera una cirugía a corazón abierto para arreglar uno de sus ventrículos.
“Lo necesito por al menos seis meses, y probablemente después sea necesario un trasplante de corazón”, dijo.
El hombre nunca tuvo la oportunidad de agradecer personalmente a ninguno de los reos porque fueron trasladados a otro lugar mientras él se recuperaba en el hospital.
Pero no es malagradecido. Cuando recuerda lo que hicieron por él, sus ojos se llenan de lágrimas. Además, señala que se sentiría muy afortunado de poder darles la mano y agradecerles en persona.
“Me pongo sentimental. Si me hubieran deseado el mal, todo lo que tenían que hacer era sentarse y no hacer nada”, dijo.
Sus amigos han iniciado una campaña para recaudar fondos para los gastos de su operación y el posible trasplante de corazón. Hasta ahora han reunido 8,120 dólares de la meta de 75,000. Aquí está el video de la entrevista:
https://www.youtube.com/watch?v=GvBErQiL5Ow