La población total de Tokio es de 13.96 millones de personas y tres millones de ellos pasan a diario por la estación del metro Shinjuku. Por esta razón se necesitó de la creación de un puesto de trabajo extra en el servicio de transporte que garantizara la movilidad y eficiencia tan preciada por el pueblo nipón. Se trata de un empujador profesional.
Estos “puchadores” (no de drogas) se dedican a empujar a la gente que queda en el umbral de las puertas del tren hacia el interior. Lo que hacen es comprimir a la gente lo más que puedan en el vagón durante las horas pico matutinas y vespertinas de las estaciones más concurridas del metro de Tokio.
Las imágenes de la afluencia son sorprendentes y este insólito trabajo se ha vuelto una necesidad. El oficio que empezó de manera informal, desempeñado por estudiantes en la década de los 60, pronto se volvió una labor más en la nómina de las empresas de transporte subterráneas.
品川駅(港南口)のなんでもない平日朝の様子を撮ったので、ここに置いておきます pic.twitter.com/pk7AFAzW3J
— ななし (@sigeyosiinoue) July 29, 2017
En Tokio existen cinco empresas concesionarias del servicio de metro, JR del Este, Keiō, Odakyū, Metro de Tokio, Toei, por las que a diario viajan 3 530 594 personas, casi casi la población de Yokohama entera, que es de 3 740 617. Mientras que las tres estaciones más concurridas son Shinjuku, Shibuya e Ikebukuro.
En esas tres estaciones es donde se captan estos impresionantes videos, donde los acomodadores profesionales empujan a las personas hacia el interior de los vagones lo más que puedan y llenan con el doble de la capacidad del metro y de peso el tren.
Los “puchadores” de Tokio son conocidos como Oshiyas y no solo se encargan de amontonar a la gente, sino de redistribuirla y de avisar a los conductores que el tren ha cerrado por completo levantando una bandera roja. El oficio no es nuevo, también en España y Estados Unidos existe, pero en Japón se ha vuelto viral debido a su enorme población.
Sin duda, vivir en una gran urbe como Tokio debe tener sus ventajas, pero también sus grandes desventajas, pues ir cada mañana apretado de esa manera no ha de ser nada agradable y menos ahora en plena pandemia.