Fuera prejuicios, “Fuchi, caca”. Esta empresa invirtió la rola de Rigo Tovar y dijo “Pónganse la máscara”, pues decidió hacer una mascarada en sus entrevistas de trabajo, pero no con fines de celebración y libertinaje, sino para conseguir cierta imparcialidad en sus procesos a través de la despersonalización, es decir, para que los seleccionadores no se dejen ir por un perfil griego más que por un buen perfil laboral.
Este genial y disociativo método tuvo lugar en la empresa china llamada Chengdu Ant Logistics, que tenía disponible una vacante. La estrategia de selección fue captada en video por una candidata de nombre Zeng, quien subió la dinámica a las redes sociales del país, donde rápidamente se volvió viral.
En las imágenes que tomó se puede ver cómo les pidieron a cada uno de los candidatos que se pusieran una máscara blanca sobre sus rostros, parecida a la de Homero Simpson cuando es el hombre pay. Luego algunos procedieron a decorar sus máscaras con dibujos y colores, por lo que lucieron como el personaje Sin Cara de El viaje de Shihiro.
La iniciativa ha sido aplaudida en redes, pues es bien conocido que los filtros para trabajos a veces no tienen nada que ver con las habilidades de los candidatos, sino que se guían mucho por la imagen que las personas puedan dar de la empresa o por algún bajo instinto de los reclutadores.
Sin duda, esto nos remite al origen etimológico de los titanes griegos, nombrados así por el yeso que se ponían sobre los rostros o la arcilla blanca. Se trata de un gesto que se ha llevado a cabo en ritos de iniciación de antiguas tribus griegas y que se enlaza con el ideal del trabajador burocrático que borra su individualidad para permitir que la individualidad de los ciudadanos sea atendida por las empresas estatales o no estatales.
Esta dinámica fue parte de una feria del empleo que la empresa ofrece en Sichuan, al suroeste de China. La candidata que grabó dijo que, aunque le pareció un poco extraño, esto podría ayudar a las personas con fobia social a enfrentar este tipo de encuentros laborales y conseguir empleo.
Ahora solo quedaría inventar un método para no guiarse por el tremendo currículo de algunas aspirantes, como suelen hacer algunos hombres en puestos de poder, que siguen perpetuando esta mala práctica. No lo hagan, dejen que los currículums coincidan por sí mismos tras un digno juicio de las capacidades de todos los candidatos a ocupar un trabajo.
No ponemos a discusión que una buena imagen es importante, pero tampoco debe ser el gran criterio para escoger al personal que sacará adelante una empresa. Y no tendríamos porque decírselos, para eso está Betty, la fea en Netflix, cultívense.