Samantha Jackson, trabajadora de la tienda New Look, situada en la plaza comercial Crystal Peaks, en Sheffield, Inglaterra, fue duramente criticada por su jefa a causa del subido tono de sus chalupas. Los tenis fosforescentes de color naranja no agradaron nada a su superior, quien a cada rato le decía que usara “unos tenis más fashion”.
La trabajadora no aguantó la insistencia de la gerente Kirsty Sherburn y la llevó a los tribunales bajo demanda por bullying. Ahí, Samantha dijo que usaba esos tenis porque son especiales para sobrellevar una lesión que tiene en las rodillas y que esto lo sabía Kirsty, quien de todas maneras le decía que no quería volver a verla con esas “horribles cosas naranjas” puestas.
Pero la discusión entre estas dos mujeres comenzó cuando Samantha se demoró un poco al atender un clienta, ya que una de las cajas registradoras se encontraba fallando. Kirsty se enojó a causa de esto y se desquitó con los pobres tenis Nike fosfo fosfo de su empleada.
Durante el incidente, Kirsty me dijo que mi calzado era inapropiado para el trabajo y que no esperaba volver a verme con eso o con las ‘horribles cosas naranjas’. Estaba muy nerviosa y acalorada durante este intercambio.
Samantha Jackson dice que padece hiperflexia, una condición que se debe a una articulación lesionada que suele doblar los ligamentos de la rodilla. Por esta razón llevaba esos tenis que le parecían cómodos y le ayudaban a estar de pie durante toda su jornada laboral con el mínimo de dolor.
El caso fue presentado en 2019 y en aquel entonces fue desestimado por el tribunal de Sheffield, Inglaterra, quien solo reconvino a las dos partes a llegar a una mediación. Sin embargo, la mediación no pudo ser posible debido al poco interés demostrado por la empresa New Look. Jackson ya se había dado de baja por estrés laboral, pero al no ver resuelto su problema, informó al tribunal que dejaría el puesto.
Por esta razón, el tribunal falló a su favor, pues no vio la voluntad de resolver las cosas por parte de New Look. Además, consideró que se trataba de un abuso de confianza que causó un despido improcedente. El juez laboral Jonathan Brain terminó por decir que “No puede haber ningún motivo razonable y adecuado para que el director de una tienda trate a un empleado subalterno de esta manera” y sentenció a la empresa a indemnizarla con 14 800 dólares.