La evolución no se detiene y las diversas especies están en un constante cambio para adaptarse a las circunstancias del entorno, ya sean cuestiones climáticas, alimentación y, sobre todo, la más complicada y terrible de todas: adaptarse a la presencia del ser humano y alta capacidad de destrucción.
Los elefantes utilizan sus enormes colmillos de marfil para levantar y derribar ramas y troncos pesados, cavar y encontrar agua y proveerse de minerales, entre otras cosas. Los cazadores creen que los colmillos son un trofeo o una manera de ganar dinero vendiéndolos en el mercado negro, así que los paquidermos están llevando a cabo sus propias medidas para protegerse.
Durante 15 años, Mozambique vivió una cruenta guerra civil y los elefantes no quedaron fuera de esa disputa, porque eran asesinados para obtener el marfil de sus colmillos, cuyas ganancias se utilizaban para comprar armas. Además, su carne era consumida por los combatientes.
Cerca del 90 por ciento de los elefantes en la zona han muerto a manos de cazadores furtivos. Al menos en el Parque Nacional de Gorongosa ya se ven algunos rasgos de defensa: los elefantes están naciendo sin colmillos y aunque parezca increíble, lo hacen para que no los cacen por el valor del marfil.
De 1972 al año 2000, el número de elefantes en el parque pasó de 2000 a 250 ejemplares, pero a partir de 1992, cuando terminó la guerra, varios especialistas descubrieron que el nacimiento de hembras sin colmillos se triplicó en este periodo de tiempo.
Durante la guerra, Gorongosa era esencialmente el centro geográfico del conflicto. Como resultado, había un gran número de soldados en la zona y mucha motivación asociada… para matar elefantes y vender el marfil para comprar armas y munición. El nivel de caza furtiva era muy intenso.
-Ryan Long, profesor asociado de Ciencias de la Vida Salvaje en la Universidad de Idaho
De acuerdo a Joyce Poole, especialista que ha investigado a los elefantes en este parque, de 200 hembras adultas, que sobrevivieron a la guerra, el 51 por ciento no tienen colmillos y un 32 por ciento de las hembras nacidas desde el final del conflicto, lo hicieron sin colmillos.
Esto se ha identificado en otras zonas. Por ejemplo, el 98 por ciento de las hembras del Parque Nacional de los Elefantes de Addo, en Sudáfrica, no tenían colmillos a principios de la década del 2000. Esto también se ha registrado en Tanzania y otros lugares.
La evolución es simplemente un cambio en las características heredables dentro de una población a lo largo de generaciones sucesivas y basándonos en los resultados de nuestro estudio, el cambio hacia la ausencia de colmillos entre las hembras de elefante en Gorongosa se ajusta a esta definición perfectamente.
El hecho de que ocurriera tan rápido es realmente raro y es una función directa de la fuerza de la selección. En otras palabras, ocurrió tan rápidamente porque las hembras sin colmillos tenían una probabilidad mucho mayor de sobrevivir a la guerra y, por tanto, un potencial mucho mayor de transmitir sus genes a la siguiente generación.
-Ryan Long, profesor asociado de Ciencias de la Vida Salvaje en la Universidad de Idaho