Un zoológico en Inglaterra ha provocado la indignación de los ingleses luego de que se le renovara la licencia de funcionamiento a pesar de que cerca de 500 animales han muerto ahí, además de una persona bajo circunstancias sospechosas.
El zoológico South Lakes Safari Zoo, en el Distrito Lake, es propiedad de David Gill, y ha tenido muchos problemas como atracción turística, es por ello que en marzo pasado se le había negado una licencia luego de que los inspectores revisaran el lugar.
Sin embargo, ahora se le ha dado una nueva licencia, pues según las autoridades (luego de otra inspección), se observó que han tenido mejoras substanciales, desde que es manejado por Cumbria Zoo Company Ltd (CZCL).
En su página de Facebook, escribieron:
“Somos apasionados de los animales, y nos aseguraremos de promover una cultura de amor y cuidados, de estar al pendiente de sus necesidades para mostrarlos al público permitiéndoles conectarse con nuestros visitantes, mientras sean apreciados y respetados”.
El zoológico se ha comprometido a mantener estándares muy altos en el cuidado de los animales y actividades de conservación.
“Tenemos una aproximación global en cuanto a las necesidades de nuestros animales, nos enfocamos en las necesidades físicas de cada uno individualmente, y cuidamos de sus requerimientos psicológicos.
“Aspiramos al modelo de los ‘cinco dominios’, aspiramos a cumplir todos los requisitos que nuestros animales necesitan para una calidad de vida óptima”.
Pero el zoológico de 50 acres ha sido sujeto de cientos de atrocidades, incluídas las muertes de 31 lemures en un incendio.
En 2013, la guardia de 24 años, Sarah McClay, fue destrozada por un tigre de Sumatra, luego de que escapara por una puerta abierta. Y según un reporte, 486 muertes de animales fueron denunciadas, entre ellas la de un jaguar que tuvo que ser sacrificado luego de comerse sus garras; además, los cuerpos de dos leopardos fueron descubiertos devorados parcialmente, y un lemur rojo fue comido por un tigre.
Una tortuga llamada Goliat murió electrocutada por una cerca eléctrica, dos girafas murieron (una por caer en concreto y otra por una infección), y siete cachorros de león fueron sacrificados a los pocos días de haber nacido, entre otras muchas cosas.
Además, el zoológico tuvo que indemnizar a otro trabajador cuando cayó de una escalera, tras alimentar a los tigres en 2014.
Los diarios también reportan que Gill pudo haber vendido un búfalo por 300 mil libras a cazadores y también venados a un rancho en Australia. En 2004, el zoológico fue confiscado por la policía.
Maddy Taylor, de la Sociedad Protectora de Animales Cautivos, dijo que están decepcionados de que los concejales hayan permitido abrir al zoológico. Aunque Gill no maneja ya el zoológico, se cree que seguirá teniendo influencia.