Si crees que eres una persona solitaria y miserable, no conoces la historia de Nigel. Nigel era un alcatraz, considerado el ave más solitaria del mundo; y acaba de morir. Murió rodeado de sus únicos amigos, unas estatuas de cemento pintadas por niños, y una de las cuales era su amor imposible.
Nigel era el último de su especie en la isla de Mana, era parte de un experimento para tratar de atraer más aves de su tipo a esa pequeña isla. Durante tres años fue el único pájaro de su tipo en esta isla en Nueva Zelanda. Ahora, la noticia de su muerte luego de una existencia trágica, le dio la vuelta al mundo.
Nigel fue orillado a vivir entre aves de concreto por los humanos, en la soledad más extrema, y ahí se enamoró de una de las aves fabricadas por el hombre. Todos sus intentos de apareamiento los llevó a cabo con esta estatua de fría piedra.
Desde su llegada a la isla, en 2015, los años pasaron y ninguna otra ave de su especie llegó a hacerle compañía, hasta que murió, solo, en el nido que construyó para su princesa de cemento. Sin embargo, los conservacionistas creen que Nigel fue un héroe trágico porque despertó conciencia en los humanos y porque es un pionero en la repoblación de las islas.
“Fue un pionero en espíritu”, dijo Stephen Kress, vicepresidente de la sociedad de conservación de las aves National Audubon Society. “Fue un pionero valiente, porque no es fácil vivir al límite como lo hizo él”, opina.
Kress fue quien en los años 70 tuvo la idea de usar aves falsas para atraer a las verdaderas a las islas. Trataba de reestablecer las colonias donde habían sido exterminadas por los cazadores. Ahora el método llamado “atracción social” se usa en todo el mundo.
Chris Bell es un guardabosques conservacionista y es el único humano en la isla Mana donde vivía Nigel. Mana fue pensada como un punto atractivo para atraer aves, ya que los depredadores naturales habían sido erradicados y porque el guano de las aves podría ayudar a restaurar el ecosistema previo a la llegada de los humanos.
Pero el proyecto dependía también del instinto de las aves, quienes tenían que ir contra la necesidad de regresar a su lugar de nacimiento. En otras palabras, el éxito dependía de Nigels.
Sin aves como Nigel, no habrá nuevas colonias. Las especies se quedan en un solo lugar debido a este instinto, dejando el lugar vulnerable a la erradicación total causada por los depredadores, por eso: “¡es un héroe, ya que lo dio todo por su especie. ¡Él trató!”, dijo Kress.
Aunque el proyecto empezó en los años 90, hasta 2015 un ave real llegó a la isla, Nigel. Al decidir quedarse, sirvió como una señal viva para atraer a más aves de su tipo. Hace unos meses, los conservacionistas pusieron altoparlantes con sonidos de aves para atraer a más como Nigel y aparecieron otras tres aves.
Pero antes de que pudieran formar una familia en la isla, Nigel murió. Ahora es una incógnita si esas aves regresarán, ya que Nigel no está para atraerlas.
“Somos conscientes de que sin Nigel los otros tres alcatraces podrían no elegir vivir allí. Pero solo el tiempo lo dirá. Somos optimistas”, dijo Chris Bell.