Las Islas Galápagos es el hábitat natural de las tortugas gigantes de la especie Chelonoidis hoodensis, las cuales estuvieron cerca de desaparecer, de no ser por Diego, un ejemplar que se ha dedicado prácticamente toda su vida a reproducirse.
Es el padre de 800 hijos y ahora es momento de retirarse de su vida de semental para relajarse y vivir tranquilamente, pues ya tiene 100 años de edad.
Hace unos 50 años solo quedaban dos machos y doce hembras de esta especie, por lo que Diego, que entonces se encontraba en el zoológico de San Diego, California, fue llevado de regreso a la Isla Española, donde nació, con la esperanza de poder reproducir en cautiverio a más tortugas.
En 1976 comenzó a participar del Programa de Reproducción de Especies en la Isla Santa Cruz, que forma parte de las Galápagos, y de inmediato mostró sus dotes como macho dominante y semental. Principalmente seis hembras fueron quienes le ayudaron en esta misión.
Al final, Diego es el padre del 40% de las crías que nacieron con este proyecto y esto garantiza su presencia en el planeta, luego de que los piratas que acostumbraban llegar a estas islas se las llevaban para alimentarse de ellas, porque las podían mantener vivas en sus barcos hasta por un año sin darles comida ni agua.
En estas islas vivían 15 especies de tortuga gigante, de las cuales tres sí se extinguieron y hay otras que siguen en peligro, pero se espera encontrar a alguien como Diego que les ayude a solucionar el problema.
Ahora la población de las Chelonoidis hoodensis llegó a 2 mil ejemplares, lo que a decir de los expertos garantiza su presencia en el planeta por los próximos 100 años, así que por ello decidieron que era momento para que el gran semental se jubilara de su actividad procreadora.
Diego todavía se encuentra en buenas condiciones de salud, pero la decisión de jubilarlo responde a que se debe dar una variación genética a las nuevas crías, pero bueno, luego de tan intenso trabajo parece que es un momento adecuado para que este héroe descanse.
Ahora será la propia naturaleza la que se encargue de la supervivencia de estas tortugas, siempre y cuando los seres humanos no las ataquen ni destruyan su hábitat, y es que de esta especie también depende la existencia de otras, pues todo está conectado.
Diego volverá a su hábitat natural en la Isla Española, donde podrá pasar los años que le quedan de vida. ¡Gracias por todo!