No hay perdón para seres tan cínicos como este tipo que trabajaba en un call center de Canarias, España, pues para no atender sus responsabilidades se llamaba a sí mismo. De esta forma mantenía la línea ocupada y no le pasaban llamadas de los clientes; los tontos y molestos clientes.
Sabemos que trabajar en un call center puede ser tedioso y que el trato con otras personas vía teléfono siempre es algo desafiante, pero una vez que aceptas el reto, debes ser lo más profesional posible y empezar a mejorar tus habilidades comunicativas, cosa que este muchacho no hizo para nada.
El hombre estuvo empleado desde el 2019 y durante la pandemia se descubrió la estrategia que usaba para no trabajar, lo que también causaba estragos en las cargas de sus compañeros, quienes tenían que tratar con más clientes de lo común. Cuando fue descubierto, se le despidió de inmediato, pues se descubrió que había realizado 150 llamadas a su propio teléfono con tal de no trabajar.
Esta actitud no ha sido un hecho puntual, sino que lleva repitiéndose continuamente mes tras mes y con distintos intervalos de duración de esas llamadas, por lo que ha manifestado con ello, fraude, deslealtad y abuso de confianza en las gestiones encomendadas.
Pero ahí no quedó todo, pues este mal telefonista todavía tuvo el descaro de demandar a la empresa por un supuesto despido injustificado. Sin embargo, su caso ha sido desestimado por el Juzgado de lo Social n.º 4 de Santa Cruz de Tenerife en dos ocasiones, lo que está más que merecido.
Ahora también ha sido desestimado por la Corte de Canarias y sus días de llamadas consigo mismo han acabado, pues las cortes han dicho que el despido es la justa sanción para el tamaño de sus faltas laborales:
La sanción de despido es proporcional y adecuada a la gravedad de los hechos cometidos. Nos encontramos ante una conducta engañosa y continuada, no ante un acto aislado, que quiebra la confianza de la empresa, pues incide directamente en el modo en que el actor prestaba los servicios (…), sin perjuicio de que también afectaba a otros trabajadores, pues el demandante pasaba a ser el último de la fila para atender las llamadas entrantes.