Luego de un terrible accidente, Chiu, un joven de 18 años residente de Taiwán, permaneció en coma durante 62 días. En todo ese tiempo estuvo postrado en una cama del Hospital General Ton Yen con múltiples heridas y completamente inconsciente, por lo que sus familiares, así como amigos temían que no pudiera mejorar, pero de pronto ocurrió un milagro y todo gracias a una milanesa de pollo.
Chiu llegó al hospital con hidropesía subdural, neumotórax, laceración del bazo, riñón derecho e hígado, sangrado por fracturas de la cavidad abdominal y la arteria ilíaca común, asimismo, la mayoría de sus órganos internos estaban gravemente dañados. Los médicos realizaron el procedimiento para tratar de estabilizarlo, pero cayó en un coma de tipo 3 y de esta manera permaneció por tres meses.
Durante su estancia en el hospital fue sometido a seis cirugías, por lo que toda la familia estaba con el alma en vilo esperando su recuperación, aunque no era nada fácil. Fue hasta el día 62 cuando su hermano mayor se acercó a la cama a decirle: “Hermano, me voy a comer tu platillo favorito, milanesa de pollo” que de forma inesperada el pulso de Chiu se elevó, sus signos vitales se empezaron a estabilizar y de pronto comenzó a despertar.
Después de esto, la recuperación se dio de forma adecuada, pero permaneció un tiempo más en el hospital para luego ser dado de alta, regresar a su vida normal y, claro, ponerse al día con todo lo que pasó durante el tiempo que permaneció inconsciente. Como forma de agradecimiento y para celebrar que pudo superar este terrible momento, Chiu le regaló un pastel a todo el personal médico que lo estuvo cuidando.
Seguramente al salir, la familia le organizó un festejo repleto de filetes de pollo, que si antes ya eran su platillo favorito, ahora lo serán todavía más, pues gracias a estos despertó y cada vez que tenga enfrente esa comida, recordará por todo lo que pasó, así como la fuerza que tuvo para salir adelante. Una historia de verdad increíble, a la que solo resta comentar: ¡Buen provecho!