La oficina es todo un ecosistema, eso lo sabemos. Y a veces los jefes, en su afán de mantener un ambiente agradable o motivar a sus empleados, se pasan de la raya, como este líder Godín que celebró el cumpleaños de su subalterno aun cuando este le dijo que no quería que lo festejaran.
El empleado Kevin Berling asegura que había dicho y hasta dejó un antecedente de que no le gustaban las fiestas de cumpleaños ni podría soportarlas, ya que padecía de ataques de ansiedad y pánico social, así que le era muy difícil tolerar el hecho de que la atención fuera para él. Por esta razón decidió demandar a su jefe por los daños ocasionados a su persona y a su salud mental por el festejo del que advirtió que no quería.
Esta escena no tuvo lugar en Scranton, sino en el estado de Kentucky, Estados Unidos. Específicamente en las instalaciones de la empresa Gravity Diagnostics, un laboratorio médico que, irónicamente, vio en su edificio un ataque grave de ansiedad. Luego de este desastroso festejo, las consecuencias fueron aún peores.
El cumpleañero no resistió y se fue al inicio de la fiesta, por lo que su jefe se sintió desairado y al día siguiente lo despidió, según esto, por su mala actitud.
Por ello el empleado decidió demandar a su jefe bajo la acusación de despido injustificado. Por supuesto, el festejado ganó la demanda, pues a todas luces se trataba de un despido que no tenía pretexto.
Además, expuso en los juzgados toda la situación y cómo su jefe hizo caso omiso de su deseo de cumpleaños: no tener una fiesta de cumpleaños. Ahora se hará acreedor a una indemnización de 450 mil dólares. Primero, le darán 120 mil dólares de finiquito y sueldos resignados y luego vendrán 300 mil por “padecimientos mentales pasados, presentes y futuros, así como por padecer angustia mental, bochorno, humillaciones, mortificación y la pérdida de la autoestima”.