A pesar de las grandes riquezas naturales, África tiene altos niveles de pobreza y eso se refleja en las calles de Brazzaville, capital de la República del Congo, llenas de polvo, pues muy pocas tienen asfalto, animales, niños llorando y corriendo, ropa tendida por todas partes, algunos vendedores, gente sentada tratando de olvidar el hambre.
Pero este escenario de miseria se rompe con la llegada de hombres de brillantes y coloridos trajes, sombrero y bastón, que con orgullo y galantería caminan entre el barro para darle un toque un tanto surrealista a las calles, pues el contraste de la pobreza con la elegancia de estos dandis es grande. Vamos a conocer más de ellos y tal vez te animes a convertirte en uno de ellos.
Estos dandis reciben el nombre de sapeur, están congregados en Le Sape (la Sociedad de Ambientadores y Personas Elegantes, por sus siglas en francés) y tienen sus códigos de honor, conducta profesional y moral. El término dandi surgió en el siglo XVIII para designar a los hombres que vestían de forma extremadamente elegante y de finos modales, además de ser poderosos y cultos.
En el Congo, esta tendencia de los dandis se tardó mucho más en llegar, producto, hay que decirlo, de la propia humillación y pérdida de las costumbres para “encajar” en algunas sociedades europeas que tratan de encubrir su racismo con una aparente benevolencia al tratar de “educar y civilizar” a los pueblos africanos, a los migrantes que llegan a sus países y que siguen siendo tratados como extraños o incluso como esclavos.
Durante la década de los años 20, con la Primera Guerra Mundial, la pobreza, el poderío de algunas naciones europeas tratando de adueñarse de la riqueza e incluso la vida en el continente africano se empezó a dar una migración importante hacia Europa, pero esos “salvajes” tenían que adaptarse a una nueva civilización, forma de vestir y de comportarse para vivir en ciudades como París.
Para finales de la década de los 30 y durante los 40, cuando algunos africanos apenas se empezaban a adaptar a la vida en Europa, estalló la Segunda Guerra Mundial y con ello, el caos nuevamente. Las condiciones de pobreza y muerte hicieron que miles de migrantes de regiones como El Congo, Kenia, Senegal y Nigeria decidieron regresar a sus lugares de origen.
La experiencia de la guerra y la vida en Europa trajo como consecuencia movimientos de independencia de varias naciones africanas, pero también que muchos adoptaran la moda que habían visto en París y otras grandes ciudades, aunque dándole un toque africano, porque no se trata solo de vestir bien, sino de un manifiesto contra el colonialismo.
Ahora los habitantes de El Congo ya no aceptaban la ropa usada de los colonialistas europeos que dominaban su país, sino que como una forma de protesta, ahora gastaban sus sueldos, la mayoría de las veces miserables, en comprar ropa de moda parisina y salir a las calles a lucir el orgullo de que los grupos dominantes no tenían un control total sobre ellos. Así se convirtieron en un grupo anticolonialista muy fuerte.
La independencia del Congo se logró durante la década de los 60 y para los 80, los nuevos gobiernos trataron de prohibir a los dandis, tal vez porque su elegancia y pulcritud resaltaban más la pobreza en la que tenían sumida a la población. Afortunadamente, esto duró poco y ahora los miembros de la Sociedad de Ambientadores y Personas Elegantes son considerados íconos culturales.
Para ser un dandi, deben comprar ropa de marca, no puede ser “pirata”, y eso implica que pidan créditos, ahorren durante años para comprar trajes y zapatos de lujo que llevan los congoleños que viven en Francia cuando van de vacaciones a su país. Eso sí, los dandis viven en casas con piso de tierra, pequeñas y prácticamente sin muebles, pero con su armario lleno de trajes, corbatas, sombreros y zapatos de lujo.