Sin duda que hay noticias que parecen sacadas de una película o de un libro de bromas, pero que son reales y que gracias a Internet tenemos la oportunidad de conocerlas y claro, reírnos de ellas.
Resulta que un hombre en China estaba muy emocionado porque compró un “perrito” con un vendedor callejero, así que pensó que por fin había encontrado a su mejor amigo; pero al paso de los días se dio cuenta de que en realidad pertenecía a una especie muy diferente.
Luego de varios días en que el animalito creció, se empezó a dar cuenta de que no parecía un perrito, así que empezó a dudar de la especie a la que pertenecía y compartió una fotografía en redes sociales para escuchar opiniones.
Muchos usuarios coincidieron en que se trataba de una rata de bambú china, que se encuentra en ese país, Vietnam y Birmania, y en algunas zonas es considerada una plaga, ya que su periodo de reproducción es durante todo el año. Algunos campesinos las cazan y se las comen.
El nombre de esta criaturita viene de su afición al bambú, que es su principal fuente de alimento, pero como este hombre no sabía nada al respecto, ni tenía idea de cómo cuidarla, prefirió regalarla, así que se quedó sin “perro” y sin rata.
Al parecer este tipo de casos son comunes en China, donde estafadores venden animales en las calles, haciéndolos pasar por otras especies, como el caso de una familia que creyó tener un mastín tibetano, que es una raza de perro muy apreciada en ese país, por ser un símbolo de riqueza y estatus; incluso hay cachorros que se han vendido hasta en un millón de dólares.
Bien, pues Su Yun compró un “cachorro” de estos y lo llevó a su casa, y pronto se dio cuenta de que tenía un apetito voraz y que le gustaba caminar sobre sus dos patas traseras, pero dejó pasar el tiempo, hasta que 2 años después supo que no tenía un can, ¡sino un oso negro de 115 kilogramos de peso!
Finalmente lo entregaron a organizaciones de protección animal, ya que se trata de una especie en riesgo y la esposa de Yun no quería un oso en casa, así que fue trasladado a un refugio.
En otro caso, una mujer china pagó 190,000 dólares por un cachorro de spitz japonés, como el de la fotografía, pero después de un tiempo le llamó la atención que nunca ladrara y que despreciara el alimento para perro, además de que su pelaje era muy tupido y comenzaba a tener una coloración diferente. Consultó a un especialista y este le reveló la verdad: ¡se trataba de un zorro!
Casos como estos, se replican por cientos en el vasto territorio chino, y probablemente en otros lugares, así que si buscas un perro, primero asegúrate de que realmente lo sea.