El día de ayer, Corea del Norte realizó su sexto ensayo nuclear que, según los medios, es cinco veces más que la última prueba realizada por Pyongyang en septiembre del 2016 y tres veces más que la bomba lanzada en Hiroshima en 1945.
Estados Unidos y sus aliados, lo mismo que Corea del Norte, han incrementando el nivel de amenaza conforme pasa el tiempo, lo que tiene muy preocupada a la comunidad internacional.
Según los expertos la bomba fue de entre 50 y 120 kilotones de potencia, de acuerdo con las mediciones del terremoto que causó. Este sería el más potente de los ensayos del régimen. Pero algo que no se ha confirmado es que se tratara de una bomba de hidrógeno que es más potente que la de fisión nuclear.
Previo al ensayo del domingo, Corea del Norte había hecho otros cinco en 2006, 2009, 2013 y dos de 2016. A principios de año lanzaron 14 misiles.
Estados Unidos respondió pronto a la provocación y aseguró que podría tener una respuesta militar masiva en contra Corea del Norte. Donald Trump se dedicó a enviar una serie de tuits desde temprano.
Dijo que “las palabras y acciones de Corea del Norte son muy hostiles y peligrosas para Estados Unidos” y que ahorcaría económicamente al país: “sopesando, entre otras opciones, detener todo el comercio con cualquier país que haga negocios”. Esto afectaría a China.
Más tarde, tras reunirse con los asesores militares, señaló que quien amenace a Estados Unidos “recibirá una respuesta militar masiva”. Pero al parecer, la apuesta será por el ataque mediante presiones económicas.
Kim Jong-un no se ha dejado amedrentar por Trump. En julio, el gobierno de Corea del Norte dijo que atacarían “sin piedad el corazón de Estados Unidos con el poder nuclear si Washington amenaza el liderazgo de nuestro líder supremo”.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reúne este lunes para revisar la situación política. Algunos interpretan el ensayo nuclear como una forma de presionar también a China para que promueva el diálogo entre Washington y Pyongyang.
El ensayo coincidió con la apertura de la Cumbre Anual de China con las potencias emergentes (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). David Kelly, del gabinete de investigación China Policy, con sede en Beijing, es quien cree que Corea intenta presionar a China:
“Su mensaje es: ‘conmigo no se juega'”, porque según él, Kim Jong se siente “la víctima de un juego al que se libran Washington y Beijing”.
China ha sido partícipe de las sanciones a Corea del Norte impuestos por la comunidad internacional, pero al mismo tiempo es el comprador del 90 por ciento de sus exportaciones.