Ayer pudo haber sido un día perfecto para un apocalipsis, de no haber sido por que Corea del Norte volvió a fallar una vez más las pruebas de lanzamiento de su misil “superpeligroso”. Así que ya podemos ir soltando las biblias, salir de nuestros refugios antibombas y retomar nuestras actividades diarias.
Fuerzas armadas de Estados Unidos y de Corea del Sur notificaron que, por segunda ocasión, Corea del Norte falló en su prueba de lanzamiento de misiles.
En esta ocasión se trata de una bomba de medio rango conocida como KN-17, que explotó sólo momentos después de que despegara.
Mientras Kim Jong-un está haciendo berrinches por no poder desatar una catástrofe nuclear, Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos, le pone sal a la herida con su herramienta diplomática por excelencia, Twitter:
“Corea del Norte no respeta los deseos de China y su altamente respetado presidente cuando lanzó, sin éxito, un misil hoy. ¡Malo!”
La falla del lanzamiento tuvo lugar sólo unas horas antes de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debatiera sobre el programa de misiles de Corea del Norte.
El secretario de Estado de EUA, Rex Tillerson, mencionó que la solución se encuentra en aplicar sanciones más severas a los secretos de estado, pero también sugiere que están abiertos a dialogar con Kim Jong-un.
Sería de lo más divertido una plática entre ambos mandatarios, quizás los Secretarios de Estado puedan organizar un playdate entre Trump y Jong-un en un lugar seguro, sin misiles, ni Twitter y de ser posible, con tijeras de puntas redondas.