Asistir a una presentación de música en vivo o concierto puede reducir en una persona los niveles de cortisol, la hormona del estrés, según lo demostró un nuevo estudio.
Investigadores estudiaron a 117 voluntarios que asistieron a dos conciertos de música del compositor Eric Whitacre -uno en la catedral de Gloucester, y el otro en el Union Chapel de Londres.
Los voluntarios proporcionaron muestras de saliva antes de las actuaciones y luego otra vez durante el intervalo de una hora más tarde. En los análisis de las muestras de los niveles de cortisol y cortisona, los investigadores registraron una reducción lineal en las segundas muestras.
“Esta es la primera evidencia preliminar de que asistir a un evento cultural puede tener un impacto en la actividad endocrina. Esto sugiere que hay una respuesta universal a la asistencia a conciertos entre los miembros de la audiencia”.
– Daisy Fancourt, investigadora del Centre for Performance Science.
El cortisol es producido por el cuerpo bajo estrés físico o psicológico. Puede tener un efecto positivo en pequeñas dosis, mejorar el estado de alerta y el bienestar. Sin embargo, los niveles de cortisol crónicamente elevados pueden empeorar las condiciones médicas, tales como enfermedades del corazón, la diabetes, la hipertensión y la impotencia.
“Estos resultados están en alineados con 22 estudios previos que muestran que escuchar música en cualquier entorno controlado, en un laboratorio o un hospital puede reducir los niveles de cortisol. Es de señalar que ninguno de estos cambios biológicos se asociaron con la edad, la experiencia musical o familiaridad con la música que se realiza. Esto sugiere que hay una respuesta universal a la asistencia a conciertos entre los miembros de la audiencia”.
“Sin embargo, este estudio abre la cuestión de cómo relacionarse con la música y las artes en contextos culturales pueden influir en los estados biológicos y psicológicos y, en consecuencia, el potencial de los eventos culturales más amplio para mejorar la salud de las personas y el bienestar”.
Sin embargo, señaló que el estudio se centró “únicamente en los efectos de la música clásica en relativa calma, se necesita más investigación para determinar si otros géneros de música provocan diferentes efectos o si asistir a otros tipos de eventos culturales tiene diferentes efectos endocrinos.