Si eres un verdadero amante de la cerveza y te gusta probar diferentes marcas, tal vez ya es momento de que tengas la tuya, preparada desde cero por tus propias manos. Además de divertirte un buen rato experimentando con los sabores, encontrarás la que más te gusta y hecha a tu medida, y por supuesto que serás la envidia de tus amigos. Pon atención porque te vamos a decir cuál es la manera de que produzcas tu propia cerveza artesanal, así que toma nota y empieza a practicar desde este momento.
1. Ingredientes
Por supuesto que la base, además de tu motivación, es tener los ingredientes necesarios, y claro, trata de utilizar siempre los de mejor calidad para que los resultados sean también excelentes. En realidad no se requieren demasiados elementos, por lo que podemos decir que se trata de una receta relativamente fácil, así que no te preocupes.
Levadura
Este es el elemento básico en la cerveza, ya que su labor consiste en transformar los azúcares de la mezcla en alcohol y dióxido de carbono, además de modificar los lípidos y las proteínas de la malta. Este proceso define el sabor que tendrá tu cerveza y por eso es la importancia de la levadura, así que cuida muy bien la calidad y cantidad que vas a utilizar.
Granos
Lo común es que se utilice cebada, por su alto contenido de enzimas, que hacen más fácil la transformación del almidón del grano en azúcares; sin embargo, existen más opciones, como centeno, maíz, arroz o trigo, eso ya dependerá de ti y de las pruebas que hayas realizado para que encuentres el sabor que más te gusta y las cualidades que buscas en tu cerveza.
Lúpulos
Estas partes de la planta del lúpulo son muy importantes para tu cerveza, pues influyen en el sabor de la preparación final, además de que funciona también para darle un delicioso olor, con lo que tendrás una bebida que sabe y huele bien; es decir, que se te antoje beber y que a tus invitados les parezca algo atractivo.
Agua
Este es un ingrediente obvio para la preparación, pero trata de indagar más sobre la que vas a utilizar, ya que aunque parezca algo simple, pues el agua no tiene olor, color ni sabor, sí existen cambios en la cerveza dependiendo de la que utilices, y por supuesto, siempre utiliza agua potable, no nada más de la que sale de la llave.
2. Equipo
Primero, necesitas contenedores para poner los ingredientes, entre los que debes contar con una olla para el proceso de hervir el agua con el resto de los productos. Necesitas sanitizantes para garantizar la limpieza en todo momento. Un enfriador, además de mangueras y sifón para el proceso, un termómetro, un contenedor para fermentar y un airlock (esclusa de aire). Ya te diremos para qué se utiliza todo esto.
3. El proceso
Existen básicamente dos procesos: uno en el que tú mismo hagas el tratamiento de los granos y otro donde uses el extracto, ya sea seco o líquido, y luego lleves a cabo la elaboración de la cerveza, así que cualquiera de los dos te puede funcionar, solo es cuestión de que pruebes y elijas la que mejor te acomoda. Ahora sí, no pierdas detalle, que aquí viene la parte importante.
Si lo vas a hacer trabajando tú mismo el grano, existen kits que te ayudan a esto, que no es otra cosa que lavarlo, limpiarlo y generar el mosto, drenando el líquido convertido en azúcar, que resulta de poner los granos en agua caliente. El resto del proceso es el mismo que cuando usas extractos y aquí viene a continuación.
Limpiar
Tal vez te parezca algo obvio, pero no está de más recordar que lo principal es limpiar todos los utensilios y el área de preparación. Además de que debes tener un producto seguro para el consumo, debes tomar en cuenta que si por ahí se te mezcla algún elemento extraño y sucio, esto va a incidir directamente en el sabor de tu cerveza.
Calentar el agua y los granos
Coloca 18.9 litros (5 galones) de agua en el contenedor, y no es necesario que esté hirviendo, sino a una temperatura de 76 grados centígrados (76°C), que debes ir revisando con tu termómetro. A esto le vas a agregar lo que sería una bolsa de té con la mezcla de los granos; o, si lo haces con extractos, por lo regular ya vienen empacados en las cantidades exactas, lo que te va a ahorrar tiempo y esfuerzo. Déjalo en el fuego por 30 minutos.
Malta y lúpulos
Ya vienen en las cantidades necesarias cuando compras el extracto, y ya nada más los agregas a la olla que ya tienes en el fuego y la dejas que hierva. Posteriormente agrega los lúpulos y de preferencia no tapes la olla durante este proceso que deberá durar unos 90 minutos. Es mejor si los lúpulos están en la parte superior y no se han ido hasta el fondo.
Enfriar el mosto
En este momento la mezcla que tienes ya es un mosto, así que debes retirar la olla del fuego y esperar a que se enfríe totalmente. Algunos meten la olla al refrigerador, pero hay quienes opinan que esto puede alterar el sabor de la cerveza y prefieren que el proceso sea solo con el ambiente, aunque obviamente la diferencia de tiempos es considerable.
Fermentar
Ya que tienes el mosto frío es momento de pasarlo al fermentador, lo que puedes hacer con un sifón, cuidando de no llenar el fermentador hasta el borde para que haya espacio cuando se genere la espuma, que es una parte esencial en el proceso de creación de la cerveza artesanal. Esto es muy importante, así que no trates de ahorrar tiempo llenando el fermentador completamente. Tómalo con calma.
Levadura y gravedad
La densidad que tiene el mosto con relación al agua es lo que se conoce como gravedad inicial. Al medir este factor se sabrá cómo avanza el proceso de fermentación. El hidrómetro te ayudará a medir cuánta cantidad de agua se convirtió en alcohol. Cuando ha disminuido la presencia de agua es el momento de agregar la levadura.
Airlock
Se trata de un sello de aire que se coloca en la parte de arriba del fermentador, donde permanecerá durante dos semanas. Debes vigilar que el fermentador mantenga la misma temperatura de forma constante; de lo contrario, corres el riesgo de que el proceso se interrumpa y obviamente eso echará a perder todo tu trabajo.
Carbonatación y embotellado
Con el hidrómetro medirás la cantidad final de alcohol y de esto dependerá también el sabor. Luego agregas azúcares simples y lo dejarás reposar durante una semana más para generar la carbonatación. Pasada esta semana ahora sí la puedes embotellar y guardar, poniendo algunas en el refrigerador para que las disfrutes cuando tú quieras.