La ciencia tiene una larga historia de descubrimientos accidentales en la búsqueda de cosas distintas, de hecho se le llama serendipia. Un nuevo caso, como en su momento fue la penicilina o la radioactividad, es del de la conversión de dióxido de carbono a etanol.
Hace unos días, investigadores de Oak Ridge National Laboratory en Tennessee encontraron, de manera no intencional, algo increíble: un medio de convertir el CO2 en etanol con un catalizador muy simple.
El equipo estaba buscando una manera de convertir el CO2 en etanol, pero creían que necesitaban muchos pasos y diversos catalizadores. La sorpresa vino cuando el sistema resultó mucho más simple de lo esperado. El equipo creó una pequeña red a escala microscópica de cobre y picos de carbón en una superficie de silicón.
Una gotita de nitrógeno está en la punta de cada punto. Cuando es expuesta al CO2 con una pequeña descarga eléctrica, este catalizador inicia una pequeña reacción en cadena que esencialmente revierte el proceso de combustión y convierte el gas en combustible, en etanol líquido.
Además, ya que el catalizador es tan pequeño, no hay reacciones secundarias, así que el etanol es puro. Además, la reacción se da a temperatura ambiente. Si esta tecnología pudiera llegar a niveles comerciales o municipales, podría ser una alternativa para mejorar la utilidad de las baterías como las de Testla.
Esto es, que cuando hay exceso de energía producida de fuentes renovables, en lugar de almacenarla como electricidad en una batería enorme, se puede convertir a etanol y usar esa energía para generadores donde no hay energías renovables.
Además, será neutro porque el CO2 que se genera al quemar el etanol, desaparece en el proceso. No se ha dicho si el invento saldrá del laboratorio.