El pasado 4 de febrero, el descarrilamiento de un tren en East Palestine, Ohio, Estados Unidos, ocasionó que los medios calificaran el accidente como el “Chernóbil químico” del país americano, ya que el medio de transporte cargaba con cloruro de vinilo, un gas incoloro potencialmente tóxico si se presenta en altas cantidades.
Aparentemente, debido a un problema mecánico con el eje de un vagón, el tren de la compañía ferroviaria Norfolk Southern perdió el control y se salió de los rieles, provocando un incendio que cubrió de humo la ciudad cerca de la frontera con Pensilvania.
Riesgos de la quema controlada del cloruro con químicos
Temiendo una explosión, las autoridades procedieron a neutralizar las llamas con ayuda de una emisión controlada de gases tóxicos. Sin embargo, las acciones no evitaron que los residentes cuestionaran la calidad de aire y los peligros subsiguientes a la catástrofe, por lo que muchos decidieron abandonar la ciudad.
La preocupación creció debido a que al liberar y quemar intencionalmente la sustancia, se liberaron dos gases preocupantes: cloruro de hidrógeno y fosgeno, que se usó como arma química en la Primera Guerra Mundial.
Los peligros de las sustancias químicas en el aire
Por otra parte, de otros vagones se liberaron acrilato de butilo y acrilato de etilhexilo, siendo este último un cancerígeno que puede ocasionar ardor e irritación en la piel y los ojos. Además, los diferentes químicos a los que está expuesta la población pueden provocar desmayos y, en casos extremos, hasta la muerte.
Finalmente, las autoridades instan a los usuarios a no dejarse llevar por noticias inexactas e informarse con comunicados oficiales, pues el pánico generalizado ha ocasionado que naveguen fake news por las redes, como que el agua potable en toda la cuenca del río Ohio está contaminada.