En un movimiento que desconcertó a muchos, desde ambientalistas hasta su propia población, el gobierno de Noruega anunció un plan para acabar con dos terceras partes de la población de lobos salvajes.
La población es de 68 lobos según el último censo, nada más. El gobierno justifica la matanza, la más grande desde 1911, diciendo que el control de la población de depredadores intenta minimizar el daño hecho a la población de ovejas de los granjeros locales.
Sin embargo, los grupos ambientalistas, incluído WWF Norway, argumenta que el daño causado por tan pequeña población es mínimo y que la respuesta del gobierno está fuera de proporción y motivada por otros factores.
“No hemos visto nada como esto en casi 100 años, cuando la política de este tiempo era exterminar a los depredadores grandes”, dijo Nina Jensen, cabeza de la rama noruega de World Wide Fund for Nature (WWF), en un comunicado.
Definitivamente hay un gran apetito por la caza en Noruega. El año pasado, 11 mil personas aplicaron para obtener una de las 16 licencias para cazar legalmente los lobos, en un hecho sin precedentes. Eso significa 700 requerimientos por cada licencia.
El gobierno ha sido acusado de incrementar el número de licencias por la demanda tan grande. El plan es matar solamente a 24 lobos en una parte de Noruega que está destinada a servir como hábitat de lobos.
Los grupos ambientalistas en Noruega dicen que la cacería legal está más allá de los límites de lo que soporta la población de lobos salvajes. Apenas el año pasado fueron señalados como “críticamente en riesgo” en Noruega.
“Matar al 70% de la población de lobos no es digno de una nación que se autoproclama defensora de las causas ambientales, la gente en todo el país, y fuera de las fronteras, está reaccionando”, dijo Jensen.