Si creías que el surgimiento de las manteconchas fue solamente por una casualidad o un alocado experimento, estás muy equivocado: detrás de todo esto, hay una intensa historia de amor…
Danny Cerecedo, un usuario de Facebook, ha sorprendido al dar a conocer esta dulce -literal- historia, y bien puede ser el Shakespeare de las historias de amor entre panes, en redes sociales… Bueno, mejor vamos a verla:
1.
La fiesta más importante y esperada del año estaba a unas cuántas horas de celebrarse. Mantecarla se hallaba en medio de una encrucijada, tratando de encontrar su outfit ideal. Tenía los nervios al punto máximo pues había leído en su horóscopo que conocería a un nuevo amor, y este tenía que ser el momento.
2.
La noche había avanzado. Un buen ambiente inundaba todo el lugar. Los chicos bailaban amontonados al ritmo de Maluma beibe, baby shark y me escuchan me oyen me sienten de Thalía.
3.
Mantecarla era tranquila. Gozaba de charlar con sus amigas y tras varios vasos de refresco, tuvo la necesidad de ir al tocador.
4.
En eso, mientras se dirigía a liberar sus desechos líquidos, un chico chocó contra ella.
5.
El joven era bastante apuesto. Fue imposible para Mantecarla no quedar maravillada ante su porte sensual y notoria virilidad.
6.
Para Concho, Mantecarla tampoco pasaba desapercibida. Comenzaron una charla y de inmediato surgió una agradable química entre ambos.
7.
La fiesta ya iba terminando, pero la conexión entre ellos, apenas iba iniciando.
8.
Mantecarla estaba feliz, su horóscopo al fin le había atinado. Estaba segura de que Concho era ese hombre que ella esperó por tanto tiempo.
9.
Y así el romance tomaba forma. Ambos pasaban horas charlando con una sonrisa permanente en el rostro, conociéndose y enamorándose cada vez más.
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Se veían cada que podían como dos tórtolos perdidos en la mirada del otro.
11.
La mamá de Mantecarla veía lo loca que ella estaba por Concho, y temía que le rompieran el corazón. Pero la chica estaba segura del amor irrevocable de su amado.
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El fin de semana se aproximaba, y Concho decidió invitar a Mantecarla a su casa por primera vez.
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Al principio se sentía nerviosa, pero comenzó a relajarse estando junto al amor de su vida. Decidieron ver alguna película.
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De pronto, de manera completamente inusual e inesperada, la llama de la pasión se encendió en la pareja.
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La mezcla de amor y deseo se apoderaba de sus cuerpos y los impulsaba a ir más allá.
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No podían quererse más.
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El tiempo pasaba y su relación se fortalecía cada vez más. Mantecarla no tenía dudas. Concho había sido una bendición, el romance de novela que siempre había soñado.
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Y ya adentrados en el tema de las bendiciones, una nueva se horneaba dentro de Mantecarla.
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Concho recibió la magnífica noticia y no podía sentirse más feliz. Su amada cargaba un bebé en su vientre.
20.
Por otro lado, la madre de Mantecarla no era la más feliz con la noticia, pero no había más que hacer, la criaturita venia en camino.
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Entonces, meses después el regalo del cielo llegó a sus vidas. Un hermoso Manteconchito fuerte y saludable nació para alegrarles la vida.
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Y así, los tres vivieron felices, luchando juntos contra cualquier adversidad, formando un hogar lleno de amor. Fin.
No, parece que no fue el fin…
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El Concho golpeó a la Mantecarla, se fue de la casa y la dejó con el chamaco.
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La Mantecarla se volvió mamá luchona y empezó a salir todos los fines para buscarle papá a la bendición.
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Manteconcho creció y se volvió un malandro y se cambió de nombre a Mantekevin. FIN.