En 1985, en Dallas, Texas, David Cook abrió el primer Blockbuster, una tienda de renta de películas y videojuegos principalmente, que durante la década de los 90 llegó a tener un crecimiento enorme, tanto que para 2004 ya tenía 9,000 sucursales en todo el mundo.
Ofrecía un catálogo muy amplio de material, además de dar más tiempo al alquilar, así como un sistema que permitía monitorear las preferencias de los clientes, lo que pronto la convirtió en una franquicia muy rentable.
Sin embargo, la llegada de nuevas plataformas para ver películas y disfrutar los videojuegos, terminaron por hundir este barco. En 2010 se declararon en bancarrota, con una deuda de 1,000 millones de dólares.
De ese gigante, ahora solo queda una tienda abierta, en Bend, Oregon, que, a pesar de que no hace mucho de la caída de Blockbuster, ya es un símbolo de nostalgia… vamos a verla.
Quienes viven en este lugar tienen la posibilidad de recorrer los pasillos, ver los títulos que ahí se ofrecen, comprar algunas golosinas y llevarse la película o el videojuego en físico, a su casa.
Esto es algo que, aunque suena un poco loco, ya es raro, pues las nuevas plataformas te permiten ver y jugar sin necesidad de salir de tu casa; solo basta con tener conexión a Internet.
Para quienes todavía no se acostumbran a Netflix, este debe ser un oasis en el desierto, donde acuden a revivir esas sensaciones, que, repito, no hace mucho todavía eran la manera de ver cine en casa.
En algún momento, Dish compró a Blockbuster, con la idea de convertirlo en una competencia directa de Netflix, pero no les resultó, lo que marcó su desaparición casi definitiva, pues todavía subsiste esta tienda.
¿Podrá la nostalgia sostener esta tienda? ¿Por cuánto tiempo? Ya lo veremos…