En la India, un hombre fue capturado en el aeropuerto de Nueva Delhi por su cabello falso, o más bien, lo que había debajo del peluquín: oro. Así es, un contrabandista fue despelucado y descubierto por la policía mientras intentaba introducir al país una buena cantidad de oro sin pagar impuestos.
Este hombre venía de Abu Dabi e intentaba burlar los puestos de vigilancia para que no le fueran confiscadas unas bolsitas de oro derretido que tenían un valor de 40 mil dólares. Al parecer, este sujeto es un contrabandista que trabaja junto a los joyeros de la ciudad, pues las autoridades han reportado que no es el primer caso.
Lo más impactante de todo el caso es que los elementos de seguridad grabaron un video que se hizo viral, en el que se puede ver cómo le quitan la tapa del peluquín y cómo bajo la falsa cabellera y sobre la lustrosa cabeza se halla El dorado, es decir, una bolsa con pasta de oro de 63 gramos.
Pero eso no es todo, pues algo más les olía mal a los policías y con justa razón, porque el hombre también transportaba algo de pasta dorada en el interior de su cavidad anal, o sea, en la minifundidora humana, en el siempresucio, donde seguramente la bolsa tomó la forma y el color de un tamarindo.
#WATCH | Delhi: A gold smuggling case booked on a passenger from Abu Dhabi at IGI Airport T3; approx 630.45g of gold worth Rs 30.55 lakhs was concealed inside his wig & rectum. Accused arrested; further probe underway: Customs Commissioner Office
(Source: Delhi Customs) pic.twitter.com/LCYiC27FSS
— The Times Of India (@timesofindia) April 20, 2022
Estos hombres que fungen como mulas de carga tienen un método ya muy reconocido por las autoridades, quienes lo han descrito de la siguiente forma y quienes han visto la implicación de los joyeros en estos hombres dorados:
Los contrabandistas primero convierten el metal amarillo en polvo y luego producen sus compuestos en forma de pasta. De cada 1000 gramos de pasta se pueden extraer unos 700 gramos de oro mediante un procedimiento químico. No se puede descartar la implicación de algunos joyeros y comerciantes de oro importantes de las grandes ciudades. Estamos tratando de identificar a los posibles usuarios finales para romper el nexo entre los contrabandistas y los joyeros.
Cualquiera se pondría feliz de encontrar oro, pero no en estas circunstancias. Suponemos que los guardias del aeropuerto no se encuentran contentos de tener que remover peluquines y picar piedra en cavidades poco higiénicas a cada rato. Al parecer, Freud no estaba tan equivocado cuando relacionaba los excrementos con el amor al oro o el dinero.