Durante la pandemia por covid-19 hemos hablado muchas veces de personas con posturas antivacunas. Desafortunadamente, en la mayoría de los casos ha sido para anunciar problemas en su salud o una muerte a causa del coronavirus por una mayor exposición y baja defensa ante el virus propiciada por la negación de la inoculación. Chad Carswell es una de estas historias y podría estar al borde de la muerte al no querer recibir una vacuna.
Chad Carswell, de 38 años, oriundo de Carolina del Norte, Estados Unidos, ya ha sufrido varios problemas en su salud a causa de la diabetes tipo 2 que padece, por la que ahora tiene una amputación de ambas piernas. Además, se ha sometido a importantes cirugías cardíacas y ahora su riñón está afectado y pone en riesgo su vida. En julio de 2020 comenzó con diálisis, pero ahora su riñón funciona solo al cuatro por ciento, por lo que requiere un trasplante urgentemente.
Sin [un trasplante], no se sabe cuánto tiempo más estaré aquí. Tengo que tener un riñón para prolongar mi vida.
Ha sido el cariño y cuidado de su familia y amigos lo que lo ha mantenido a flote, incluso más de 100 personas se han ofrecido a dar su riñón para salvar a Chad. Actualmente se encuentra en el Atrium Health Wake Forest Baptist Hospital en Winston-Salem, Carolina del Norte, recibiendo tratamiento para tratar su disfunción renal en etapa 4. Su única esperanza es recibir un trasplante.
Sin embargo, cuando el médico le indicó que tanto él como su donante deberían recibir la vacunación contra el covid-19, las cosas cambiaron, ya que Chad no está de acuerdo con ello. El hombre dice que no cree en teorías conspirativas sobre las vacunas pero sigue escéptico sobre cómo se desarrollaron. Ahora su oportunidad de vivir se reduce a una elección.
No hay una situación en este mundo en la que me vacunen. Si estoy en mi lecho de muerte y me dicen: ‘Tienes un riñón esperándote si recibes esta inyección’, les diré: ‘Te veré del otro lado.
El hospital mantiene las normas sobre trasplantes. En una declaración para The Washington Post, un portavoz del Atrium Health Wake Forest Baptist Hospital dijo que las políticas de vacunas del centro médico están destinadas a proteger a los pacientes con trasplantes, ya que corren un alto riesgo de enfermarse gravemente por covid-19:
[Nuestra] política sigue el estándar de atención actual en los Estados Unidos, que es vacunar a todos los pacientes en listas de espera o que están siendo evaluados para un trasplante. Entendemos que es posible que algunos pacientes no deseen ser vacunados. En este caso, los pacientes pueden optar por ser evaluados en otro centro de trasplantes.
Actualmente, más de 100 000 personas están en la lista para recibir un trasplante de órganos en Estados Unidos, de ellos, más de 90 000 requieren un riñón y seis mil personas mueren al año en espera de uno, una espera que, en ocasiones, se extiende a más de cinco años. Según informes, se estima que alrededor del 20 al 30 por ciento de la tasa de mortalidad de personas con trasplante son aquellas que se contagian de covid-19.
A pesar de correr un gran riesgo al no recibir la donación de un riñón, Chad está consciente de ello y dice que está dispuesto a asumir las consecuencias, incluso si le cuesta la vida, pues él “nació libre y morirá libre”.