El Mundial de Estados Unidos de 1994 fue manchado por uno de los acontecimientos más trágicos en el futbol. Después de un desafortunado autogol del colombiano Andrés Escobar, la Selección de Colombia fue en caída libre hacia su eliminación de la competencia. La decepción y los ajustes de cuentas no tardaron y unos días después, al regresar a Medellín, Andrés recibió seis disparos a quemarropa. Según los testigos, cada detonación estuvo acompañada del grito de “gol”.
El luto y la tristeza llenaron al futbol colombiano y al mundo. Un querido futbolista, admirado por los niños e inspiración para su equipo, fue asesinado, supuestamente, por un error: un autogol. Esta es una de las historias más oscuras que rodean al balompié y los Mundiales. A casi tres décadas de la muerte del jugador, sigue siendo recordado. Un episodio que mezcla la violencia permeada por el narcotráfico y la pasión del deporte.
El lujo colombiano
La década de 1990 fue de grandes frutos para el futbol colombiano. Las Ligas al interior del país se fueron fortaleciendo por la inversión en el deporte. Se construyeron estadios, se les pagaba bien a los jugadores, el talento de Colombia se quedaba para Colombia. Mientras el país veía una luz de esperanza en el deporte para librarse de la ola de violencia, irónicamente, eran los grandes capos de la droga quienes usaban la estructura del futbol y su equipos para hacer grandes movimientos de dinero sucio.
El Mundial de Estados Unidos en 1994 estaba cerca y los grandes jugadores colombianos no estaban lejos de escalar a los partidos cercanos a la final. Para asegurar su clasificación, el 5 de septiembre de 1993, los cafeteros hicieron un marcaje espectacular contra Argentina, derrumbándolos en su propia casa con un marcador 5-0. El Monumental y Buenos Aires fueron testigos de cómo los paisas dejaron sucumbidos a los albicelestes.
Comandados por Francisco “Pacho” Maturana, los nombres de Freddy Rincón, Faustino Asprilla y Adolfo Valencia resonaron al grito de gol, así como del inconfundible capitán Carlos Valderrama. Este momento especial no pasó desapercibido, Colombia era uno de los favoritos para ascender a las rondas más altas del Mundial. Obligaron a Argentina, un coloso del futbol sudamericano, a entrar por la puerta de atrás, derrotando a Australia en el repechaje.
Con la esperanza en sus manos, los colombianos tuvieron un desafortunado primer encuentro con Rumania en el Mundial de Estados Unidos, donde perdieron el partido 3-1. No fue fácil, su siguiente partido sería contra los anfitriones. Sin embargo, en una jugada de defensa, Andrés Escobar dio un golpe al balón que incrustó el esférico directo en la portería colombiana: un autogol. Con ventaja, Estados Unidos sumó otro tanto al minuto 52. Un partido perdido a pesar del gol a último momento de Valencia.
De regreso a casa
Con el corazón destrozado, los seleccionados colombianos regresaron a sus hogares. Algunos se quedaron en Estados Unidos haciendo turismo y compras con su familia. Para Andrés, quien se convirtió en un villano, no fue nada fácil, pero decidió regresar a casa, pasar tiempo con su familia y disfrutar. A pesar de que Maturana y sus compañeros de equipo le sugirieron pasar con perfil bajo, él dio la cara y escribió una columna para los medios titulada La vida no termina aquí.
Convencido de que tenía que dar la cara, salió de fiesta y en un bar local tuvo una disputa con unos hombres que lo insultaron por su autogol. Las cosas se calentaron y los agresores sacaron, por lo menos, un arma que fue detonada con seis disparos, acabando con la vida del futbolista, quien murió a sus 27 años al interior de su auto.
Dos personas dieron el número de la placa del supuesto auto que se dieron a la fuga con los perpetradores. La evidencia conducía a los hermanos Pedro y Juan Gallón, narcotraficantes que habían surgido del Cartel de Medellín de Pablo Escobar y que supuestamente perdieron mucho dinero en apuestas después de la derrota de Colombia en la que Andrés sería protagonista.
Las investigaciones fiscales condujeron a Humberto Muñoz Castro, apodado “El Marrano”, quien supuestamente disparó el arma. Él era el chofer de los hermanos Gallón. Según John Jairo Velásquez Vásquez, ejecutor de Pablo Escobar, los hermanos sobornaron al fiscal con tres millones de dólares para que las investigaciones se enfocaran en su chofer. Castro fue condenado a 43 años de prisión, rebajados a 23, de los cuales solo cumplió 11. Los hermanos, acusados de encubrimiento, fueron liberados a los pocos meses.
El deceso del jugador fue una conmoción para Colombia, más de cien mil personas desfilaron al lado del ataúd que contenía el cuerpo. Cubierto con una bandera verde y blanca de Atlético Nacional de Medellín, Andrés Escobar fue despedido por sus fanáticos y el mismo presidente César Gavira, quien lo describió como víctima de la “violencia absurda” que afecta al país. Los cánticos proclamaban “¡Justicia! ¡Justicia!”.
Un historia cobijada por la mafia
Un año atrás, Pablo Escobar había caído y la plaza era de quien demostrara tener más autoridad, por lo que era una Colombia sin lay, en la que te disparaban por no ceder el paso en el semáforo. Después del desempeño que tuvo Colombia ante Rumania, las amenazas comenzaron a caer sobre el equipo y Maturana recibió una llamada pidiendo que Barrabás Gómez no saliera a la cancha, hecho que el propio Barrabás confirmaría en el futuro.
Oiga, Maturana, escuche bien y anote. Para el miércoles, ante Estados Unidos saque a Barrabás Gómez y ponga en su lugar al Pitufo De Ávila. Si no lo hace, es un hombre muerto.
Las advertencias no solo fueron para “Pacho”, también para Hernán Darío “Bolillo” Gómez, el segundo entrenador, a quienes amenazaron con matarlos a ellos y a su familia si Barrabás disputaba el juego.
Los amenazaron de muerte con la advertencia de que yo no jugara. Que si jugaba mataban a la familia de Pacho, a mi familia, a mí.
-Gómez para SoHo
Era obvio que la presión psicológica estaba sobre el equipo y a pesar de que dieron todo de sí para ganar el encuentro, fue innegable el peso de las amenazas. Un juego que se sentenció con el autogol de Escobar, un hecho que le conduciría a la muerte, a ser un verdadera leyenda y una ventana de evidencia de la corrupción y la delincuencia que se presenta en las altas esferas del futbol, donde el dinero y poder tienen más fuerza que el espíritu deportivo.
Goles en contra
Actualmente, la controversial historia tiene una serie en Netflix, Goles en contra, donde se aborda al futbolista, su carrera, la familia y el hecho que lo inmortalizó en la historia del futbol. La producción ha sido controversial, pues la familia de Andrés Escobar argumenta que no fueron consultados para los detalles del guion. Santiago “Sachi” Escobar, hermano del futbolista, también jugador profesional y director técnico, dijo que se estaban asesorando con abogados para entablar una demanda contra la plataforma de streaming.