En su momento eran montañas de músculos que amenazaban con destrozar a cualquiera que se subiera en el ring a luchar contra ellos, además de ser buenos para gritar y armar un escándalo.
Pero el tiempo deja su huella, y hoy en día, aquellos gladiadores, superestrellas de la lucha libre en Estados Unidos, son unos venerables ancianos, aunque ten cuidado ¡todavía pueden darte una paliza!
Veamos el antes y el después: