Seguro recuerdas a Stephanie Matto, una mujer de Connecticut que se ganaba la vida vendiendo sus gases envasados hasta que la dieta que llevaba para generar más “materia prima” para su negocio la llevó al hospital. La chica cobraba hasta 1000 dólares por cada frasco que vendía.
Ahora está de regreso, pero como ya no quiere arriesgar de nuevo su salud, le dio un giro al negocio y en lugar de ofrecer gases, vende su propio sudor. Si antes debías estudiar y estudiar para tener un trabajo que te permitiera vivir de forma cómoda, ahora basta con que sudes un poco.
Steph tuvo problemas porque comenzó a consumir grandes cantidades de legumbres y verduras que provocan gases, además de huevos cocidos y yogur. Si bien es cierto que son alimentos que se pueden considerar sanos, el problema estuvo en el exceso.
Para evitar problemas de nuevo, esta empresaria decidió ya no vender gases, sino el sudor que resbala por sus pechos. Si cobraba 1000 dólares por sus gases, ahora cobra 500 por el sudor, pero tal vez dentro de poco pueda subir el precio, una vez que se posicione su producto.
Ahora Steph se la pasa en su alberca para tomar el sol y poder sudar. Hace esto durante unas cuatro horas al día y con eso tiene suficiente “material” para llenar unas diez botellas, que vende a 500 dólares, es decir, gana 5000 dólares al día y además se mantiene bien bronceada.
Por supuesto que se está cuidando y usa bloqueador, cremas y se mantiene bien hidratada, pues asegura que en esta ocasión quiere ser “inteligente” y no exponerse a lastimar su cuerpo como sucedió con los gases. Al menos, parece que ya aprendió la lección.