La vida de estudiante no es fácil, sobre todo cuando has vivido en casa toda la vida y es momento de valerte por ti mismo en el mundo, cuidando los gastos y administrando lo que tienes para salir adelante en el día a día. Pero no todo es tener dificultades, pues también es la época en la que empiezas a conocer gente con quien entablarás amistades más maduras y, probablemente, que serán más duraderas.
A través de un video en TikTok, la usuaria @littlebundhasmatter, cuyo nombre es Meghan, contó que durante su primer año en la universidad se vio en dificultades debido a apuros económicos que tuvo que enfrentar por sí misma. Sin embargo, esto no la detuvo de ofrecer ayuda a una amiga que se encontraba en mayores dificultades que ella. Por desgracia, cuando terminó el primer año de la universidad se enteró de que su colega en realidad era adinerada y su “persona pobre” era algo que mantenía porque ser pobre le parecía “de caché”.
Un año difícil
Cuando estaba en la universidad, estaba quebrada. Tenía unos 17, 18 años… no tenía alguno de esos maravillosos préstamos que dan ahora con el financiamiento a estudiantes. ¿De qué vivía entonces? De oraciones y buenas vibras. A veces me preguntaba, ‘¿Voy a almorzar un poco de aire hoy?’, porque así, de plano, no había dinero. Fue una experiencia de la cual aprendí humildad.
– Meghan, por Instagram
Meghan narra las dificultades a las que se enfrentó durante su periodo de adaptación a la universidad, pero además de tener que velar por sí misma, tenía que cuidar a una amiga suya que “la tenía mucho más difícil”, pues literalmente no tenía ni un quinto. De hecho, la situación de su amiga parecía tan precaria que muy seguido le invitaba la comida, aun teniendo sus propios problemas de abasto.
La celebración
La situación de apretarse el cinturón y apoyar a su amiga se extendió durante todo ese primer año de estudios. Al final del curso, ya relativamente tranquilas, las compinches se dispusieron a celebrar el término de su primer año y para ello, la amiga de nuestra narradora propuso que fueran a cenar. Meghan sentía tenía a su disposición “una fortuna” (en comparación con lo que usualmente tenía a la mano para comer), por lo que la celebración podría llevarse a cabo sin contratiempos… o eso creía ella.
Al momento de llegar al lugar que su amiga había propuesto, Meghan quedó impactada por el nivel de sofisticación del lugar: gente con indumentaria elegante, música clásica y un ambiente, en general, distinguido. Todo empeoró al momento de pedir la cena, pues los precios eran exorbitantes y su amiga empezó a pedir indiscriminadamente varios platillos del menú. Asustada de no poder cubrir la cuenta (incluso pensando que su amiga tenía planeado comer y huir), Meghan fue al baño y le pidió a su hermana que le depositara algo de dinero en su cuenta bancaria para poder pagar.
Ser pobre es “estético”
Luego de una tensa cena, el mesero preguntó si querían dividir la cuenta o si pagarían todo junto. La amiga de Meghan pide la cuenta integrada, lo que dispara la alerta roja, ya que la tiktoker creyó que su compañera pensaba endilgarle toda la cuenta, pero nada más lejos de la realidad, pues su amiga sacó una tarjeta de débito y pagó por la cena entera, para alivio y profunda sorpresa de la convidada, que ya no sabía qué pensar.
Más tarde, Meghan se enteró de que la familia de su paupérrima compañera era dueña de un restaurante. En realidad, esa amiga vivía en una mansión y no tenía el más mínimo apuro económico: simplemente fingía ser pobre porque le parecía que era lindo o estético. Aunque al final de la historia no queda claro si la amistad continuó luego de la sorprendente revelación, lo que sí es evidente es que Meghan quedó sumamente sorprendida por la manera de proceder de su amiga. Es obvio que nunca leyó a Mark Twain. Aparentemente, al menos en parte, la razón de la mentirosa era averiguar si la quería por ella misma y no por su dinero, pero, admitámoslo, su actitud fue muy bizarra.