Aquellos que se burlaron y rechazaron a Mathilde Broberg, una chica de Aarhus, Dinamarca, ahora deben estar muy arrepentidos, pues se ha convertido en una chica ¡de cuerpo escultural!
Muchos se ponen propósitos de año nuevo, pero pocos los cumplen. Mathilde lo hizo, y esta es una muestra de los resultados que obtendríamos si también cumpliéramos los nuestros…
De llegar a pesar 120 kilos y ser la clásica “gordita” durante su adolescencia, esta chica se propuso la meta de transformar su cuerpo ¡y vaya que lo logró!
Redujo su peso, sus medidas y además se puso a entrenar para tener un cuerpo atlético, logrando un cambio espectacular… ¡aquellos que la rechazaron para ir al baile de graduación se darán topes contra la pared!
Muchas chicas se dejan vencer y prefieren permanecer en la depresión y soportar los ataques y las burlas, pero Mathilde puso manos a la obra y se deshizo de los kilos que le sobraban.
No solo se trata de una cuestión social o estética, sino de salud y de amor propio, de poder mostrar la mejor versión de uno mismo. A través de Instagram ha ido mostrando su transformación.
Anteriormente consumía 3,500 calorías, el doble de las recomendadas para una chica de su edad (21 años), por lo que su Índice de Masa Corporal estaba en 40.6, la categoría más alta en la escala de obesidad de la Organización Mundial de la Salud.
Obviamente el sacrificio fue mayúsculo, pues tuvo que dejar los chocolates, las papas fritas, la pasta, el pan, los pasteles, y todo aquello que tanto le gustaba, pero que había puesto a su cuerpo al borde del colapso.
Durante 4 años tuvo que estar luchando con la comida, el ejercicio y también algunas operaciones para retirar la piel que iba sobrando y para tonificar su cuerpo.
Pero resistió durante ese tiempo y se fue educando en la manera de comer y de disciplinarse con el ejercicio.
Gracias al ejercicio, las huellas de su anterior vida se fueron borrando, dando paso a una nueva Mathilde, pues incluso las facciones de su rostro cambiaron.
Obviamente esto también impactó en su vida social, pues ahora es más segura, y serán muy pocos quienes se atrevan a rechazarla.
Un gran ejemplo de superación, sin duda, y de que, con esfuerzo y disciplina estas transformaciones son posibles.
“Un miembro de la familia se acercó a mí en una fiesta y se presentó, porque no me reconocía ahora que me veo tan diferente.
“Además, de repente me he vuelto interesante para los chicos, he rechazado a mucha gente que me ha pedido que salga con ellos, porque si no se acercaron cuando era tan grande, no me merecen ahora”.
De romper las sillas, ahora es toda una ¡rompecorazones!