¿Alguna vez te has preguntado lo que significaría no ver a tu familia por más de medio siglo? Eso fue lo que le sucedió a la pequeña Susan Gervaise cuando tenía cuatro años, pues unos viajeros la alejaron de su familia al prometerle que la pasearían y luego la regresarían a su casa en Inglaterra.
A pesar de que la parte de “pasearla” fue cierta, pues la trajeron por Canadá, Nueva Zelanda y Australia, los secuestradores jamás cumplieron con aquello de regresar a la pequeña a casa. Así, la niña nacida Susan Preece terminó convirtiéndose en hija de los viajeros y recorrió medio mundo, terminando en Australia. No fue sino hasta 53 años después que se decidiría a buscar a su familia biológica por medio de redes sociales.
Separados por Disneylandia
Con la promesa de que su hija conocería Disneylandia en Estados Unidos, la pareja de viajeros convenció a Maureen Marshall, la madre soltera de Susan, de que les entregara los papeles de la niña. En ese entonces bastaba con un acta de nacimiento y el consentimiento de los padres para llevarse a una menor fuera del país.
Lo que ocurrió a continuación fue que en lugar de ir de vacaciones al parque de diversiones prometido, los viajeros terminaron agregando el nombre de Susan a su pasaporte y, finalmente, viajando a Canadá, para luego dirigir sus pasos a Nueva Zelanda y luego terminar estableciéndose en Australia, donde Susan vivió la mayor parte de su vida. La secuestrada dice que en retrospectiva parece que ese “fue el plan todo el tiempo”.
Vivió engañada pero feliz
Por muchos años, hasta bien entrada su adolescencia, Susan recibió la misma cantaleta como respuesta, o sea, había sido puesta en adopción por su madre biológica y “sus padres” la habían adoptado. Así, ella pensó que su familia biológica la había abandonado, pero no se la pasó mal, porque los supuestos “padres adoptivos” la consentían a más no poder.
No fue sino hasta cuando cumplió los 16 años que Susan supo la horrible verdad: cuando viajó a Nueva Zelanda no tuvo problemas para entrar al país, pero cuando quiso volver a Australia no le permitieron hacerlo como menor de edad sin la firma de sus padres y fue ahí donde la confesión de su “padre adoptivo” vino, aceptando que la habían raptado de pequeña. Aun así, la revelación no impactó tanto a Susan y ella dijo que “en el momento no captó la enormidad del asunto”, así que esperó a tener 18 años para tramitar su pasaporte de adulta y volver a Australia para seguir con su vida, como si nada.
La vida sigue su curso
Ya de vuelta en Australia, Susan siguió con su vida como si nada hubiera pasado. Su “madre adoptiva”, a la que ella llamaba “ma”, había muerto de esclerosis múltiple mucho antes de que la chica supiera que fue robada, cuando tenía apenas 10 años. Mientras que su “padre” adoptivo murió cuando ella tenía 21 años.
Aun con todo eso, Susan tuvo una vida plena y feliz en Australia. Ella atribuye su felicidad a haber vivido en el centro de una comunidad de viajeros, que siempre la amaron y apoyaron. De vuelta en Australia conoció a su futuro esposo, Hamilton Gervaise; se casaron y, eventualmente, tuvieron tres hijos y cuatro nietos. La mujer no pensó más en el asunto de su secuestro, hasta que alguien adoptado le preguntó “¿cómo se sentirá tu familia biológica?” y ahí le cayó la revelación como balde de agua fría.
Reunidos por Facebook
Aunque Susan no estaba convencida de iniciar la búsqueda de su familia largamente perdida, su marido insistió y luego de una desgastante y larga búsqueda de casi 30 minutos en Facebook, por donde se contactaron con la página de Knottingley y Ferrybridge en junio de este año, su familia fue localizada.
Todos los hermanos de Susan aún viven y todos menos uno todavía tienen residencia en los alrededores de Pontefract, de donde fue tomada la pequeña. Aunque su mamá biológica ya había muerto, su familia la recibió con gran júbilo. Reunida con su familia inglesa para celebrar sus 57 años, la una vez secuestrada niña quiere dar el mensaje de que “hay esperanza” para todos aquellos que han perdido a algún ser querido, pues aseguró que “los milagros pueden ocurrir”.