El hablar de casos de brujería y acusaciones de este tipo, seguramente te remonta a la época medieval; es decir, una realidad distante para nosotros.
Pero desafortunadamente no existe solo en el pasado ni en la ficción, sino que es una realidad para los niños en algunas partes de África, como Nigeria, donde algunos pequeños son considerados “niños brujos”, a quienes se les señala por “tener espíritus malignos”, lo que puede tener funestas consecuencias para estos pequeñitos.
Lo que las costumbres recomiendan en estos casos de “niños brujos” es un exorcismo para expulsar a los malos espíritus de sus cuerpos; sin embargo, este procedimiento es costoso, por lo que algunos padres no pueden pagarlo. Comienza entonces la persecución contra los menores.
Sin que los padres puedan hacer nada, a riesgo de que ellos corran la misma suerte, o bien, en varios casos son ellos mismos quienes “denuncian” a sus hijos, estos infantes son perseguidos para ser decapitados, enterrados vivos, quemados, o, en el “mejor de los casos”, ser expulsados de su pueblo.
Afortunadamente para estos niños, existen personas como Anja Ringgren Lovén, una mujer danesa que en 2011 decidió renunciar a su trabajo como gerente en una tienda en Dinamarca y se fue a realizar trabajo comunitario en África.
Uno de los niños que ayudó es “Hope”, un pequeñito nigeriano, considerado “niño brujo”, a quien Anja encontró en condiciones terribles de higiene y desnutrición, y a la espera de enfrentar el destino mortal reservado para los que son señalados como “brujos”.
Anja recogió a Hope, lo desparasitaron y lo ingresaron a un hospital, donde estuvo recibiendo transfusiones diarias, pues el nivel de desnutrición era muy alto. Luego de esto, emprendió una campaña de donativos para ayudarlo y reunió un millón de dólares, con lo que Hope se ha ido rehabilitando; además, esta mujer construyó una clínica para ayudar a más de estos niños.
Anja tiene una fundación llamada DINNødhjælp, y sus acciones en favor de Hope y otros “niños brujo” le han valido el ser considerada como la Persona más Inspiradora del Mundo 2016, de un listado de 100 personas que publica la revista alemana Ooom, por encima del papa Francisco; Barack Obama; y el Dalai Lama.
“Era del tamaño de un bebé, todo mi cuerpo se congeló. Me convertí en madre hace 20 meses y pensaba en mi propio hijo cuando vi a este niño. Para mí estaba claro en ese momento que lucharía con todas mis fuerzas para que él sobreviviera”.
Poco a poco ha logrado la recuperación de Hope, quien se ha convertido justamente en un símbolo de esperanza, no solo para los demás niños-brujo, sino para toda la humanidad, y justamente eso es lo que ha inspirado a miles de personas alrededor del mundo.
Ojalá los donativos sigan llegando para esta mujer, pues esta es la única manera en que sostienen el albergue donde protegen, alimentan y dan la posibilidad de vivir a los niños africanos.
¡Felicidades!