Uno de los atajos clásicos del sueño americano consiste en ganarse la lotería, lo que equivale a un final feliz, es decir, luego de ganarse el gordo, ya no hay nada más de qué preocuparse. Sin embargo, eso es un mito y una mujer que ganó la lotería no solo una vez, sino dos veces, se dio cuenta de que ganar millones no resuelve inmediatamente tus problemas, pues ella terminó perdiéndolo prácticamente todo luego de hacerse millonaria.
La trabajadora de tiendas de conveniencia Evelyn Adams tuvo la increíble suerte de ganar dos veces la lotería de Nueva Jersey, con ganancias totales de 5.3 millones de dólares, pero también carga con el terrible arrepentimiento de no haber cuidado bien sus ganancias, dejándola prácticamente con nada luego de haber tenido el sueño americano en el bolsillo.
Ganar la lotería no es como lo pintan
Decir que Evelyn fue sumamente suertuda es subestimar lo que realmente pasó. En octubre de 1985 ganó 3.9 millones de dólares en la lotería y otros 1.4 millones en febrero de 1986. Se estima que para ganar el primer premio, tenía posibilidades de una en 3.2 millones, mientras que para ganar el segundo tenía unas posibilidades de uno en 5.2 millones. El hecho de que ganara los dos premios fue una suerte astronómica, de tan solo uno en 1664 decenas de billones, unas 176 mil veces el número de estrellas en la Vía Láctea. Y lo logró.
Al recibir 218 mil dólares anuales luego de que tuviera que pagar el 20 por ciento en impuestos (alrededor de un millón de dólares), Evelyn aseguró que ganar la lotería no era lo que ella esperaba y en vez de acabar con sus problemas y preocupaciones, surgieron nuevos problemas y preocupaciones, arrastrándola y dejándola nuevamente en la ruina. La mujer es la primera persona en conseguir una doble victoria en alguna lotería estatal en uno de los 22 estados estadounidenses con esos sorteos, pero terminó viviendo en un tráiler luego de haber dilapidado su fortuna para 2012.
Un mal comienzo
Aunque pudiera parecer que todo empezó bien, con Evelyn pagando sus cuentas pendientes y empezando un fideicomiso escolar para su hija, la verdad fue que todo comenzó a deteriorarse. Al aumentar sus compras de billetes de lotería de 25 dólares a 100 dólares tras ganar su primer premio, poco después ganó por segunda vez un premio millonario y entonces sí, dijo que dejaría de jugar a la lotería.
Sin embargo, aunque se salió del círculo vicioso de las apuestas en la lotería, empezó a arriesgar sus ganancias en otros juego de azar. Poco después de ganar su segundo premio, empezó a sentir paranoia, pues creía que a donde quiera que iba la reconocían y sintió que había perdido su privacidad.
Malas decisiones y peores “amigos”
Evelyn aseguró que luego de haber ganado todos sus millones, todo el mundo buscaba su fortuna, incluyendo amigos, conocidos y, por supuesto, su prometido Ed Baseshore, pues mucha gente se le acercaba para pedirle ayuda en algún emprendimiento o inversiones para algún negocio o simplemente le pedían dinero. Sin embargo, la millonaria tenía dificultades para rechazarlos. En palabras de la propia Evelyn, “nunca aprendió a decir no”.
Otro error que cometió la dos veces ganadora de la lotería fue no ser constante o consistente con sus metas. Aunque tenía el plan a largo plazo de estudiar música y abrir su propia tienda, a final de cuentas, terminó abandonando ese proyecto y compró la tienda donde era despachadora. Además, la gente a la que le prestó dinero no se sintió obligada a devolverlo y tenía una poca sana afición por los juegos de azar. Por todo esto, para 2012, Evelyn terminó casi en la calle (viviendo en un parque de tráilers) y con los bolsillos vacíos.
Tocando fondo solo queda ir para arriba
Evelyn, ya sin nada más qué perder (al menos en términos económicos), dijo que si tuviera otra vez la oportunidad de aprovechar su fortuna, habría hecho las cosas de un modo distinto: habría protegido su dinero, hecho inversiones más seguras, negado préstamos a amistades y conocidos poco confiables e incluso dejado el juego.
Nunca aprendí a decir ‘no’ y fui una gran apostadora, pues perdí mucho dinero a pesar de no dilapidar tanto como un millón de dólares en ello. Ganar la lotería no es lo que siempre se dice que es: conseguí alcanzar el sueño americano pero también lo perdí; fue una caída realmente dura, no por nada se le llama tocar fondo. Realmente desearía tener la oportunidad de volver atrás y hacerlo todo de nuevo, pues ahora lo haría con mucha más inteligencia.
– Evelyn Adams