Vivir para trabajar y trabajar hasta morir, así es la rutina de muchas personas en Japón y los resultados son alarmantes. Los japoneses han construido y mantenido una imagen de trabajadores incansables frente a los ojos de los demás países y con sus impecables leyes y sistemas laborales han ganado fama de ser excelentes empleados.
Pero la realidad más allá de los prejuicios es que las políticas laborales en Japón están siendo discutidas, después de que algunas personas han sufrido graves daños por acumular horas extra en sus empleos.
Es común encontrar empresas que permiten a sus empleados laborar las horas extra que les parezcan necesarias, pero ese esfuerzo adicional también está mermando la salud de los empleados japoneses.
Datos oficiales del gobierno de Japón muestran que docenas de personas mueren cada año por ataques cardíacos relacionados con fatiga y estrés; la cifra más alarmante es que más de dos mil personas se han suicidado por las mismas causas.
Los dos casos más controversiales son los de Matsuri Takahashi y Miwa Sado, quienes murieron en el 2015 y el 2013 respectivamente.
Matsuri había acumulado más de 100 horas de turnos extras en su trabajo en los meses previos a su suicidio. En una nota encontrada ella escribió que se sentía “física y mentalmente destrozada”.
Pero el caso de Miwa Sado ha llamado la atención de las empresas en Japón porque ella no se suicidó, sino que sufrió una falla en el corazón relacionada al estrés laboral.
Miwa había acumulado 159 horas extra en su empleo como reportera en la emisora pública del país NHK y solamente se había tomado dos días libres en el mes previo a su muerte.
Debido a las alarmantes cifras, los japoneses han creado un nuevo término en las políticas empresariales. La palabra Karoshi ahora significa ‘muerte por exceso de trabajo’.
El caso de Miwa fue revelado hasta esta semana, debido a que su exceso de trabajo estuvo relacionado con los procesos electorales en el 2013.
Reconocemos que es decisión de cada uno trabajar horas extras para tener un mejor ingreso, pero que no sea a costa de lo más importante: la salud.