El 8 de septiembre de 2022, la reina Isabel II, de 96 años, soberana de 14 naciones, incluyendo al Reino Unido, fue puesta bajo observación médica. Desde el momento en que se supo que su salud estaba en riesgo, su familia voló hacia el Castillo de Balmoral, su hogar en Escocia, para estar a su lado, hasta el fatal desenlace. Este mismo día, la monarca ha dejado este mundo.
Isabel II reinó por más de 69 años y fue una de las cabezas de estado más respetadas e importantes a nivel mundial. La tarde del 8 de septiembre, falleció pacíficamente. La relación entre el pueblo inglés y su reina fue íntima como la existente entre una madre y sus hijos, por lo que la muerte de la líder, anunciada ya por la familia real, ha significado un tremendo golpe para el estado inglés.
Un día bien, al siguiente, la despedida
Aunque el 7 de septiembre, las actividades de la máxima autoridad moral y política del Reino Unido se desarrollaron en perfecta normalidad y armonía, para el día siguiente, su estado de salud se reportó como “en extremo delicado”, al punto de que todos sus familiares, sin importar pasadas diferencias o situaciones personales, se apresuraron al lecho de la convaleciente monarca. Por la tarde del 8 de septiembre, luego de que su familia acudiera a su lado, se anunció el fallecimiento de Isabel II a través de un breve tuit.
El día a día del reino británico no solo gira en torno a las manecillas del reloj, sino que el bienestar y la atención a las actividades cotidianas de la reina fueron parte, durante más de medio siglo, del desarrollo normal de una jornada inglesa. El tremendo impacto que significa su partida es inestimable, pero podría considerarse por lo menos el equivalente a nubes de tormenta en un día gris para todos sus súbditos.
Emergencia real
En cuanto se supo que la monarca se encontraba sufriendo de un problema de salud verdaderamente grave, los mandatarios de distintas naciones, en particular de aquellas bajo influencia inglesa directa, empezaron a mandar sus buenos deseos a la reina, quien estaba siendo tratada en el castillo de Balmoral, en Escocia, donde su familia se congregó para hacerle compañía.
Canadá, Gibraltar y otros estados mandaron sus mejores deseos, pero esperaban ya lo peor. La preocupación fue tan grande que los presentadores de la BBC de Londres aparecieron completamente vestidos de negro, interrumpiendo su programación habitual, para ocuparse de la reina. A pesar de que el estado de salud y la condición específica de Isabel II fue una incógnita durante gran parte del día, el terrible desenlace golpeó a todos como balde de agua fría.
La familia real
La familia real inglesa no es una excepción cuando recordamos que hasta en las mejores familias hay problemas y existen varias diferencias históricas entre sus miembros, en particular entre las duquesas de Cambridge y Sussex. En el caso de esta última, que es biracial, el color de la piel de su descendencia fue en algún momento motivo de discordia con “el núcleo de la familia”.
Así, aunque sus maridos asistieron religiosamente al lado de la reina, las duquesas de Cambridge y Sussex no acudieron al castillo escocés de Balmoral a velar por la reina. Al mismo tiempo, los príncipes Andrés, Eduardo y Guillermo llegaron en avión al aeropuerto de Aberdeen, junto a Sofía de Wessex, para acudir al lado de la cabeza de la familia. Luego del anuncio de la muerte de la reina Isabel II, se aclaró que su hijo mayor y heredero a su trono, Carlos de Gales, de 73 años, así como la reina consorte, su esposa Camila de Cornualles, permanecerían en el castillo donde falleció la soberana hasta mañana, 9 de septiembre
El puente de Londres ha caído
La operación Puente de Londres, que se anunció con la expresión “London Bridge is Down (“el puente de Londres ha caído”), es el ominoso nombre del protocolo que se puso en marcha en cuanto la reina falleció. Este incluye protocolos de anuncio de su muerte, ceremonias de duelo y su funeral de estado. El plan existe desde 1960 (cuando llevaba siete años en el poder), pero ahora es momento de que sea llevado a cabo hasta su amargo final.
Un símbolo tan representativo (o incluso más) que “El puente de Londres”, Isabel II ha sido vista siempre por su pueblo como un ejemplo de fuerza y dignidad, aspectos sumamente valorados por sus súbditos, quienes a cambio de la protección y representación que ella les ofreció, ellos le han profesado un verdadero amor y devoción. Un sentido pésame al pueblo inglés por su pérdida.