La promesa de unirse en matrimonio es de por vida. Sin embargo, hay situaciones en donde las relaciones se desgastan y agotan al punto de que el divorcio es inevitable. Para Emma, una mujer de 42 años, el divorcio vino a revitalizar su vida, pues después de estar casada por casi 20 años y dedicar la vida a su familia, ella “se soltó el cabello, se vistió de reina, se puso tacones, se miró y era bella”.
Emma Sheppard, de Blackpool, Lancashire, en Inglaterra, se casó a los 22 años y estuvo con su esposo durante 18 primaveras. Junto a él formó una familia con dos hijas, pero con el paso del tiempo, su relación se fue deteriorando y ella se sentía “vieja, vacía y agotada”. Casi dos décadas viendo y preocupándose por los demás cobraron factura.
Después de divorciarse de su esposo en octubre de 2020, Emma se tomó un tiempo para ella. Aunque al principio estaba deprimida, encontró las fuerzas para superarse al escuchar Roar de Katy Perry.
La mujer comenzó renovando su guardarropa y a usar lápiz labial rojo, dejó los malos hábitos como fumar y encontró un segundo empleo en un bar de cócteles. Además, modificó su alimentación: las papas fritas y sándwiches de tocino quedaron a un lado y fueron sustituidos por pasta con pollo. El gimnasio también formó parte de la rutina.
Me casé de por vida. Era él, las chicas y el trabajo. Sentí que lo tenía todo resuelto. Fue realmente malo después de que se fue, realmente me rompió. Me sentí inútil, estaba teniendo ataques de pánico. No tenía confianza en mí misma y estaba tan aislada. Solo existía, trabajaba para pagar las cuentas y salía adelante.
—Emma Sheppard para ‘Daily Star‘
La madre de familia tuvo un nuevo comienzo en su vida y dice que ahora sonríe todo el tiempo. Su apariencia física ha dado un giro de 180 grados y ahora luce más joven. Hasta abrió una cuenta de Tinder para conocer a nuevas personas y, aunque no ha encontrado una nueva pareja, confesó que un participante de Love Island estuvo coqueteando con ella.