Ya sabemos que el encanto de los personajes de la pantalla rara vez tienen que ver con la verdadera naturaleza de las personas que los interpretan, pero a veces las diferencias entre el rostro que muestran los actores y su forma de ser son tan extremas que sorprenden y causan malestar.
Este es el caso de la ecuatoriana María José Villavicencio Celi, quien empezó a ganar notoriedad con su show en línea Luz María, historias de vida. Resulta que hace unos días fue contratada para participar en los Millenial Awards de MTV (MTV MIAW) en México, pero su falta de profesionalismo, educación y su comportamiento transfóbico afloraron, dejándola con una imagen de ladrona, homofóbica e irresponsable.
Defraudando a diestra y siniestra
Con el propósito de dar gusto a la gente, la agencia de talentos Fragsali se dio a la tarea de contratar a María José Villavicencio Celi, de 39 años de edad y un metro de altura, para participar en los MTV MIAW. Al público lo que pide. Sin embargo, y como se sabría más tarde, la señora no tenía ni visa de trabajo ni palabra de honor.
Con actitud prepotente y desempeño poco profesional, insultó a propios y extraños, exigió trato de reina y, al final del día, cuando ya aprovechó todo lo que podía y quiso regresar a su patria, dejó compromisos sin cumplir y la responsabilidad de pagar los platos rotos a otros. Fragsali publicó una carta a la opinión pública para dar a conocer los atropellos cometidos por la “chiquita de las redes sociales”.
La empresaria multimillonaria
Originaria de la ecuatoriana ciudad de Loja, Celi ha ido ganando público debido a su programa en línea, lo que le permitió sumarse en una posición privilegiada a la agencia de influencers Ecuamedios, que le dio un lugar preeminente en sus filas.
Completamente autodidacta, pues confiesa que “nunca estudió ni cinco minutos de actuación”, Celi muestra un rostro humilde, cándido y comedido frente a las cámaras. Sin embargo, con su visita a México, su verdadero rostro afloró y no fue nada agradable.
Discriminación
Según la carta abierta de la compañía de talentos que trajo a la influencer a México, los actos de discriminación por parte de la actriz empezaron desde su primera presentación, cuando menospreció al staff del club donde ocurrió, consistente en chicas travesti y trans, exigiendo a sus empleadores que “cuidaran su imagen”, pues la ensuciaban al hacerla aparecer con “gente como esa”.
Estos fueron los primeros pero no los últimos comentarios despectivos por parte de Celi, quien mostró animadversión por los miembros del orgullo LGBT+, que irónicamente conformaban el grueso del público que había solicitado su presencia en el país. A sus ojos, estar en contacto con la comunidad gay “la iba a quemar” frente a su audiencia. Lo gracioso es que los fans que ella se imaginaba no había pedido su presencia y sus seguidores reales, gente de la comunidad LGBT, la admiraban y habían decidido contratarla.
Falta de profesionalismo
Por desgracia, las groserías de la ecuatoriana no terminaron ahí. Su actitud altanera, tan opuesta al personaje que la había vuelto famosa, se hizo evidente al tratar con prepotencia y desprecio a sus cotrabajadores, miembros del equipo de producción de sus presentaciones e incluso con sus entrevistadores y estrellas coinvitadas, como Tania Rincón y Fer Gay, de Exa Radio, o Lady Santa, Sergio Mayer y Damaris Rojas, quienes participaron en sus programas.
Cuando todo estaba dicho y hecho, todo el mundo, desde equipo de producción hasta extras, pasando por estrellas invitadas y personalidades que aceptaron trabajar con ella, terminaron con un mal sabor de boca por la forma irrespetuosa y prepotente en que fueron tratados por la ecuatoriana.
Ni el polvo le vieron
A pesar de que en su contrato se comprometió a trabajar en ocho fechas a partir del 9 de julio, para el jueves 14 de julio, día en que tenían compromiso con sus contratantes, ya no había forma de encontrar a Celi, pues ni ella ni su mánager (su hermana, Estefania Valeria Gallego Celi) contestaban su teléfono. Cuando finalmente contestaron, le “pasaron la bolita” a Ecuamedios.
La empresa apoderada de Celi pidió disculpas y mostró consternación, pues su trabajadora ni siquiera tenía permiso para trabajar en México e incumplió contrato con ellos, así como lo hizo con sus patrones mexicanos. Para el 15 de julio ya estaba de vuelta en su patria, con sus honorarios malhabidos y con una larga lista de compromisos incumplidos.
La denuncia
Ya realizados todos los desmanes que pudo y siendo obvio que no cumpliría con su contrato, se hizo público el proceder inmoral de la actriz que interpreta a Luz María, la empresaria multimillonaria, por parte de sus contratantes en México. Rodrigo Fragoso, director ejecutivo de la agencia de talentos afectada, informó que Celi ya fue denunciada ante la Fiscalía de Justicia de la Ciudad de México, donde se le abrió una carpeta de investigación en materia penal.
La actriz tenía delirios de grandeza, aduciendo que sus colegas actores e influencers solo “querían colgarse de su fama”, pues ella era “la estrella del show”. Además de dar un servicio deficiente, la actriz se quedó con su pago y no rindió cuentas por el incumplimiento de su contrato y ella, tan contenta, sigue dándoselas de santa en su patria. Por sus actos los conocerás.