La vida de un vegano ha de ser difícil. No sólo por que han renunciado a muchas cosas deliciosas en su vida y porque pareciera que a nadie le caen bien los veganos.
Pero Suiza llevó el odio a otro nivel y le negó a una persona el pasaporte, sólo por ser vegana. Sí, los suizos, que se caracterizan por ser personas muy neutrales, por estar fuera del radar, se han vuelto locos.
Y la víctima en este caso es una mujer holandesa, Nancy Holten, quien se mudó a Suiza cuando tenía 8 años y recientemente aplicó para su pasaporte de ciudadanía. No se lo negaron una, si no dos veces. ¿La razón? Sus hábitos veganos son “molestos”.
La activista de 42 años y defensora de los derechos de los animales, se ha metido mucho con las tradiciones de sus vecinos suizos, haciendo alboroto por la manera en que tratan a los animales. Un ejemplo: hizo una petición para que les quitaran los cencerros que el ganado lleva alrededor del cuello, cuyo peso es de 5 kilos.
Ella dijo que es cruel: “El sonido que hacen las campanas de las vacas es de cien decibelios, es comparable a un taladro neumático y tampoco queremos que tal cosa suene cerca de nuestros oídos”.
Sin duda esta campaña le restó puntos de popularidad entre sus vecinos. Y, ahora, la mayoría de los residentes de Gipf-Oberfrick, en el cantón de Argovia, han saboteado, con éxito, su segundo intento de conseguir un pasaporte suizo.
El comité de residentes argumentó que, si no acepta las tradiciones y el estilo de vida, no debería ser capaz de convertirse en un miembro oficial de esa nación. Incluso los mismos vecinos hicieron campañas en contra de la holandesa.
Nancy se describe a sí misma como periodista independiente, modelo y estudiante de teatro, también ha hecho campaña contra varias otras tradiciones suizas como la caza, las razas de cerdos y las ruidosas campanas de la iglesia en la ciudad.
En 2015, los aldeanos lograron detener su solicitud de naturalización en un referéndum. Mientras que las autoridades de la ciudad querían darle la nacionalidad suiza, 144 de 206 ciudadanos votaron en contra del plan.
Esta vez, su solicitud fue rechazada nuevamente y los lugareños estaban especialmente enojados por la creciente cobertura mediática que Holten busca para poner alto a las tradiciones suizas.
Holten dijo que no tiene nada contra las tradiciones suizas, pero al final sólo se preocupa por el bienestar animal.
El caso ahora ha sido transferido al gobierno cantonal en Argovia, que puede anular la decisión y todavía puede concederle un pasaporte suizo a pesar de las objeciones de los locales.
Los residentes locales en Suiza a menudo tienen voz y voto en las solicitudes de ciudadanía, en lugar del gobierno federal.
Se estima que alrededor del 20 por ciento de la población suiza es extranjera. La mayoría de los extranjeros han vivido durante muchos años en el país y alrededor de un tercio de ellos nacieron en Suiza.
Aún es muy difícil obtener la ciudadanía suiza y el hecho de haber nacido en el país no le da a los hijos ni a los nietos de los inmigrantes el derecho automático a ser suizos.
Preocuparse por la vida animal no debería ser castigado, esperemos y Nancy consiga su visa y le baje tantito a sus reclamos.