Las hazañas de los competidores que protagonizan actualmente los Juegos Olímpicos de Tokio 2020-2021 son la noticia del momento. Sin embargo, la historia, belleza y proezas personales de la nadadora Yusra Mardini han acaparado los reflectores.
Esta deportista de 23 años de edad tuvo que salir a flote de las situaciones más adversas y debido a todo su esfuerzo, se ha vuelto más que una figura importante de la natación. Yusra está compitiendo en los Juegos Olímpicos, pero su verdadera batalla estuvo fuera de las piscinas.
Yursa nació el 5 de marzo de 1998 en Siria. Su madre era una fisioterapeuta y su padre, un entrenador de natación, así que tanto a ella como a su hermana mayor Sarah les apasionó nadar desde muy temprana edad. A los 14 años, Yusra ya había llegado a representar a su país en torneos internacionales y parecía que su carrera como nadadora profesional estaba despegando. Pero todo cambio cuando la guerra civil se desató en Siria.
Los bombardeos y tiroteos se volvieron cosa de todos los días y en el suburbio de Daraya, donde vivía con su familia, hubo un enfrentamiento feroz. Tuvieron que huir hacia Damasco para salvarse, pero en ese lugar, Yusra no podía entrenar.
Cansada de la guerra y de no poder alcanzar sus sueños, Yusra y su hermana decidieron huir hacia Turquía en el 2015. Con ayuda de dos familiares subieron a un barco de refugiados con destino hacia Europa. La nadadora solo llevaba su teléfono, unas sandalias y un par de pantalones, pero prefería morir usando su traje de baño que en la guerra de Siria.
A mitad del camino, la embarcación se averió y comenzó a hundirse. Yusra supo que si no actuaba rápido, muchas personas morirían, así que ella y su hermana saltaron hacia el agua, usaron una cuerda y consiguieron mantener a flote el barco.
Usamos nuestras piernas y un brazo, sujetamos la cuerda y pateamos y pateamos. Las olas seguían llegando y golpeándome en los ojos. Esa fue la parte más difícil: el escozor del agua salada. Pero ¿qué íbamos a hacer? ¿Dejar que todos se ahoguen? Estábamos tirando y nadando por sus vidas.
– Yusra Mardini
Otras dos personas las ayudaron a empujar el bote desde el agua, durante tres horas y luchando contra las olas. Debido a su destreza, fuerza y unión, consiguieron llegar hasta la isla griega Lesbos. Aunque habían salvado a 20 refugiados de morir ahogados, en ese lugar no fueron bien recibidas y tuvieron que seguir su camino hasta Berlín, Alemania.
Ahí pasaron seis meses en un campo, durmiendo en el suelo y sufriendo su condición de gente sin patria. Finalmente consiguió hacer una prueba para atletas en el club Wasserfreunde Spandau 04 de las Escuelas Deportivas de Élite de Berlín y los dejó muy impresionados con su forma de nadar.
A partir de entonces, su vida fue mejorando. Un año después de huir de Siria se integró al equipo olímpico de refugiados y participó por primera vez en los Juegos Olímpicos del 2016 en Río de Janeiro, y fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Su historia de éxito a pesar de la adversidad se ha vuelto un ejemplo de vida para todos, hasta fue plasmada en el libro Mariposa: De refugiada a nadadora olímpica. Mi historia de superación y esperanza (2018) y también en una película biográfica.
Más que una atleta, Yusra Mardini se ha vuelto la voz de los refugiados que tratan de superarse y lograr sus sueños en una tierra que no los vio nacer. Aunque no obtuvo ninguna medalla en la prueba de 100 metros mariposa en la categoría femenil de los Juegos Olímpicos de Tokio, ella ha ganado mucho más que una competencia: la admiración de todos y el respeto por inspirarnos a siempre ayudar.