No cualquiera puede ser una chica Hooters, pues la cadena de restaurantes posee muy altos estándares de contratación para decidir quiénes son admitidas como parte de la familia. De hecho, el puesto es conocido por ser particularmente demandante, ya que tiene extravagantes reglas tanto escritas como “secretas” y para asegurarse un lugar como mesera, las chicas tienen que ser disciplinadas. Así, una de las reglas no escritas de Hooters sería que estas deben ser luchonas.
Una de las bellas y abnegadas meseras de Hooters, Leah Fennelly, de 23 años, ha estado trabajando por casi seis años en la cadena para pagar sus estudios. Ahora, en su tercer año de escuela de leyes, explica que además de tener que cumplir con los altos estándares de Hooters, tiene que lidiar con clientes groseros y con los prejuicios de la gente, que consideran, sin ningún fundamento, que las increíbles meseras son tontas.
Leah Fennelly: no solo una cara bonita
La joven estudiante y mesera no es solo una bella mesera que se esmera en convertir tu experiencia Hooters en la más agradable posible, sino que además tiene (al igual que sus colegas) mucha resiliencia para soportar el escarnio social y tolerancia para tratar clientes que van desde lo ligeramente “juguetón” hasta lo grosero y desagradable. Pero no solo eso, sino que Leah quizá también está más preparada académicamente que la mayoría de sus clientes.
Así es, la carismática mesera aclara en su perfil de LinkedIn que es una estudiante de Leyes con “experiencia de trabajo en los ámbitos de la hospitalidad y el entretenimiento”, además de poseer un título de licenciatura en Ciencias Políticas con especialización en liderazgo. Por si eso fuera poco, Leah aclara que sus habilidades incluyen investigación legal, medios sociales y servicio al cliente, lo que hace evidente en sus perfiles de redes sociales.
Las chicas y sus dificultades
Una de las reglas de oro de Hooters es que las chicas deben ser amigables, por lo que siempre deben estar sonrientes, mientras que otras normas no escritas las obliga a tratar con acompañantes celosas y a soportar la objetificación. Así, Leah y compañía tienen que soportar la omnipresente pregunta “¿estas en el menú?”, aguantar miradas asesinas de novias acomplejadas y, en general, soportar ser tratadas con sorna y ligereza.
Sin embargo, entre las cosas que ya no soporta la joven mesera es el estereotipo de “chica Hooters tonta” que muchos clientes y el público en general parecen tener y que, según ella, es completamente injustificado, pues comenta que “la mayoría de mis compañeras están estudiando para obtener su grado en enfermería, nuestro barman tiene una maestría y yo terminé mi licenciatura y estoy cursando mi tercer año de la carrera en derecho”, dejando claro que Hooters está lleno de gente que busca superarse y que es académicamente competente.
Hooters, frecuentemente vituperado
Hooters es de las cadenas de restaurantes más famosas, pero ni el establecimiento ni sus meseras se salvan del frecuentemente inmerecido estigma que le imponen las acusaciones de explotar los encantos de sus meseras para atraer a la clientela. Por supuesto, las chicas son una parte inefable de Hooters, pero no solo como un atractivo para los hombres ávidos de compañía femenina, sino como el alma de su hospitalidad única.
Usualmente, en los medios se ataca al concepto del restaurante por considerarlo “sexista” y “objetificador”, pero las chicas no son el problema en ese sentido, pues ellas cumplen con los “estándares” del negocio y se visten de acuerdo a ellos, mientras que los que se vuelven abusivos pueden ser los clientes, quienes no entienden que se trata de un restaurante y tienen la ilusión de que las bellas mujeres los tratan con hospitalidad porque son “galanes” y no porque la política de la empresa sea que sean amables con su clientela.
Los deseos de Leah
A Leah le gustaría, de ser posible, que la gente empezara a respetar más a las chicas Hooters y a los muchos sacrificios y disciplina que significan portar el uniforme y mostrar la sonrisa perenne que tanto gusto y satisfacciones le reporta a sus clientes. A pesar de sus sensuales fotografías en sus redes sociales, ella piensa que la forma de pensar de la gente está cambiando y que no debería afectar (ni afectará) su carrera en Leyes.
Así, con su carrera en progreso y sin tener un plan de vida que necesariamente implique una pareja y familia, Leah desea ser autosuficiente toda su vida, pero considera que una parte importante en su desarrollo tendría que ver con que la sociedad tuviera un mayor respeto, en el futuro, por su ocupación y por la gente que se dedica al servicio al cliente en Hooters.