Leonie Müller tiene 23 años. Se peleó con el dueño de la casa que alquilaba y ahora duerme, se baña y estudia sobre rieles.
Todo empezó con una disputa que tuvo con el propietario, e inmediatamente decidió que no sólo no quería vivir nunca más allí, sino que no quería vivir en ningún otro lado.
Se compró un pase que le permite viajar en cualquier tren a lo largo y ancho de Alemania, y ahora Müller se lava la cabeza en el baño del tren y escribe sus trabajos para la universidad mientras viaja a una velocidad de 190 millas por hora.
“Realmente me siento en casa en los trenes, puedo visitar a tantos amigos y ciudades. Es como estar de vacaciones todo el tiempo. Leo, escribo, miro por la ventana y conozco gente todo el tiempo. Siempre hay algo que hacer en los trenes”.
La historia de Leonie no tardó en ser noticia cuando apareció en diarios alemanes como el Spiegel Online. Desde que decidió cambiar radicalmente de “domicilio”, Müller metió toda su vida en una mochila y allí va su ropa, una tablet, documentos y una bolsa sanitaria.
Su objetivo tiene un propósito:
“Quiero inspirar a la gente a que cuestione sus hábitos y las cosas que considera normales. Siempre hay más oportunidades de las que uno cree. La próxima aventura está a la vuelta de la esquina, si es que la quieres encontrar”.
Ella también está ahorrando dinero. El boleto le cuesta alrededor de 240 Euros, mientras que el alquiler de su apartamento es de 290 Euros. Tal vez pienses que no es mucho lo que ahorra, pero si le sumamos que viaja a todos lados, es una gran aventura.