Hace falta tener bien claro lo que queremos en la vida, y la forma en que se llevará a cabo nuestro funeral es parte de las consideraciones que debemos tomar. La “Abuela Droniak”, usuaria de Instagram de 92 años, es un ejemplo envidiable de la gran entereza, preparación y buen humor que se deben exhibir al momento de tomar decisiones importantes, pues ya tiene perfectamente claro cómo deberá llevarse a cabo su ceremonia fúnebre.
Con tres reglas bien claras (que hasta la tonta de Bertha podría comprender) y que deben seguirse al pie de la letra, según su voluntad, ya todo está planeado: desde mantener la calma hasta la borrachera de luto y mantener afuera a “indeseables” (te estamos viendo a ti, Bertha).
Mujer prevenida vale por dos
https://youtu.be/Bveu4f8o-mc
En su popular publicación en su página de Instagram, la “Abuela” deja claras las directrices a seguir para cuando, en un futuro lejano, sea necesario llevar a cabo una ceremonia funeraria en su honor.
Al parecer, tendremos bastante tiempo para aprendérnoslas, pues, como ella misma aclara, “ni crean, no me voy a ir pronto”. Supongo que tendremos Abuela Droniak y memes para rato. Mientras tanto, te presentamos las tres reglas que impuso esta mujer para su funeral.
1. El llanto
Está permitido llorar, pero no lloren demasiado. ¡No sean ridículos!
Por supuesto, todos vamos a extrañarla y se vale demostrarlo, pero todo con moderación, por favor: la dignidad ante todo.
2. Bertha…
Bertha no está invitada. No la dejen entrar.
Bertha, sabemos lo que hiciste el verano pasado y no lo aprobamos, ya estás avisada. Si osas profanar con tu presencia la ceremonia, tenemos órdenes de escoltarte directamente a la salida.
3. Emborráchense
¡Y más vale que se emborrachen luego del funeral! ¡Échense un ‘shot’ a mi salud!
Considerada hasta el final, sus últimas instrucciones las da con nuestro bienestar en mente. Para que podamos soportar el dolor de su partida, la abuela nos recomienda tomar como si no hubiera mañana, en su honor, y que nos aventemos unos shots a su salud. ¿Quiénes somos nosotros para negarnos a su última voluntad? ¡Sus deseos son órdenes, “salucita”!