Por creer que sería fácil engañar a una dulce anciana para entrar a su casa y robarla, un tonto ladrón recibió la paliza de su vida a manos de esta ruda cabecita blanca.
Willie Murphy es una mujer de 82 años que al retirarse de su empleo y convertirse en abuela no se quedó en casa a tejer suéteres y hornear galletas. Ella empezó a entrenar en los gimnasios de la ciudad de Rochester, Nueva York, hasta convertirse en una fisiculturista profesional capaz de levantar hasta 102 kilogramos de peso muerto.
Es toda una abuela con músculos de acero y ha ganado varios reconocimientos por levantamiento de pesas, pero todo esto no lo sabía un ladrón que quiso asaltarla en su propia casa.
Un jueves por la noche la abuela Murphy estaba por irse a la cama cuando un hombre tocó a su puerta y le pidió ayuda para que le hablara a una ambulancia. Ella lo escuchó muy sospechoso y llamó a la policía.
El tipo forzó la puerta para entrar y se encontró cara a cara con esta abuela que vive sola. El iluso ladrón no sabía lo que le esperaba pues ella comenzó a defenderse usando todo lo que tuviera a la mano, empezando por una mesa.
La abuela fisiculturista levantó su mesa de metal y con ella lo derribó; después usó las patas de la misma para seguir golpeándolo. El tipo intentó levantarse, pero ella le arrojó una botella de champú en el rostro. La paliza finalizó con una tunda de escobazos que dejaron al intruso rendido en el suelo.
La policía de Rochester llegó y vio al sujeto molido a golpes; entonces sí llamaron a una ambulancia para que se lo llevara. El truco de la llamada de emergencia falsa para asaltar la casa de la abuela fisiculturista se hizo realidad, pero no como el ladrón esperaba.
Al final de este robo fallido los uniformados le pidieron una fotografía de recuerdo a Willie, la abuela más ruda del vecindario que se ha convertido en un ejemplo a seguir y en el terror de los asaltantes tontos.