Alison Winterburn se despertó una mañana de 1970 y como cualquier otro día, se miró al espejo para prepararse, pero lo que vio en el cristal la dejaría impactada. En el espejo, una mujer mayor la miraba fijamente imitando cada una de sus expresiones. Lo que veía no podía ser posible, por lo que tomó un poco de maquillaje, aunque al mirar de nuevo, la mujer aún estaba ahí.
La “chica” echó un vistazo para ver si había alguien en la habitación, pero estaba sola. Tuvo que pasar un tiempo para que Alison comprendiera que no se encontraba en 1970, sino en 2012 y que no era una adolescente. Ella era una mujer de 51 años con esposo y dos hijos. Sin embargo, no recordaba nada, ya que una lesión cerebral había afectado más de 40 años de su memoria.
En octubre de 2012, Alison, residente de Wilmslow, Inglaterra, enfermó inesperadamente. Su familia comenzó a notar los primeros síntomas: decía las palabras en orden equivocado y dejó de hacer contacto visual. Su esposo Ray la llevó a Emergencias, donde fue atendida por un médico neurólogo que reconoció los síntomas de inmediato. La mujer tenía una encefalitis viral, una inflamación en el cerebro ocasionada por un virus.
Con un tratamiento de antivirales, la mujer de ahora 61 años ha logrado la desinflamación de su cerebro. Sin embargo, la atención rápida no fue suficiente y Alison quedó con cicatrices graves en el lóbulo frontal que le provocó una pérdida de memoria a corto y largo plazo. Ella no podía comprender el “salto de tiempo”, por lo que no permitía que su esposo comprara el periódico porque se horrorizaba de los precios inflados.
Realmente creía que todavía era la década de 1970. Este desconcertante ataque de confusión duró varias semanas. Gradualmente, mi memoria a corto plazo mejoró y, con el apoyo continuo de mi familia, poco a poco llegué a un acuerdo con el verdadero ‘yo’ de mediana edad y casada con hijos. Efectivamente tuve que volver a aprender quién era yo.
—Alison Winterburn
En una entrevista para Manchester Evening News, Alison dijo que se sentía aturdida y mareada durante semanas. De la misma manera, comentó que se sentía atrapada en la década de 1970, por lo que no tenía idea de dónde se encontraba, incluso en su propia casa. La mujer, quien se desempeñaba como profesora de psicología, dijo que esta enfermedad la animó a ser mejor, ya que casi podría tratarme a sí misma como si fuera un caso de estudio.
La recuperación no fue nada sencilla. Después de ser dada de alta del hospital, no pudo conducir por 10 meses, pues constantemente se perdía y se asustaba por ello. Intentó recuperar su trabajo como profesora, pero, a pesar de haber trabajado por años en el instituto, se desorientaba en las instalaciones e, incluso, tenía que pedir indicaciones para dar con el baño.
Alison se sentía como si hubiera perdido toda su independencia. Sin embargo, eso no la detuvo y aprendió a convivir con sus nuevas limitaciones. Ella se retiró de la enseñanza en las aulas y ahora, con apoyo de su familia, enfrentó su realidad. Aunque su conducción puede ser limitante, reaprendió quién era.
Incluso hoy, la vida puede resultar muy difícil cuando la gente no entiende por qué sufro de problemas de memoria y a veces pienso en esa adolescente en el espejo, deseando volver a ser ella de verdad.