Esta es la historia de dos hermanos que se volvieron a encontrar luego de 32 años de haber sido separados; dos caminos que parecían abrirse como líneas paralelas hasta el infinito, aunque terminaron por interceptarse en el plano geométrico de la esperanza cumplida. Juan y Jonathan vieron sus vidas separarse en Colombia hace más de tres décadas, pero ahora se encuentran juntos.
Parecía una tarde de juego cualquiera cuando Jonathan y Juan jugaban en el patio frontal de su casa, hasta que una cruel mano tomó a Jonathan, se lo llevó y jamás lo devolvió a su hogar. El secuestrador fue la pareja sentimental de la madre de ambos, un policía violento que había decidido hacer ese terrible mal a su expareja.
En aquel entonces, Juan tenía cinco años y Jonathan, apenas tres. La desaparición del menor no fue reportada porque su madre tenía miedo de las represalias que su pareja pudiera tomar estando tan conectado en las instituciones policiacas. Además, Ana Jiménez era una madre muy joven, pues contaba con cuatro hijos a sus 22 años.
Aquel 25 de septiembre de 1985 se quedaría impreso en la mente de Juan, quien tomaría como sentido de vida personal volver a encontrar a su hermano. Su madre le decía que él volvería pronto, pero los días, los meses, los años pasaron y el regreso de Jonathan parecía cada vez más imposible.
Sin embargo, 11 años después de su desaparición, Camilo Guzmán, el raptor, apareció en casa de Ana para decirle que Jonathan se encontraba en Estados Unidos, que vivía bien con una familia que lo había adoptado. Desde entonces, Jonathan siempre quiso ir al país del norte y encontrar a su hermano, pero rastrearlo era difícil, pues no recibieron ninguna otra información específica.
Entonces, Juan, con una sola foto de su hermano en el corazón, comenzó a estudiar actuación y aprender inglés con el sueño de viajar a Estados Unidos. Su esfuerzo dio sus frutos y tras participar en varias telenovelas colombianas, dio el paso a Telemundo, empresa de comunicaciones que radica en el país del norte.
El hermano mayor cada vez estaba más cerca de encontrar a su hermanito, el presentimiento de ello estaba en todos lados, en cada persona nueva que conocía, en cada calle que caminaba. Pero lo que hizo primero fue usar redes sociales para contactar a las hijas de Guzmán y así obtener información.
En un principio se presentó como hijo no reconocido del propio Guzmán, quien ya había fallecido, y así obtuvo la información que buscaba: la confirmación de que Jonathan había sido dado en adopción. Además, recibió una segunda fotografía de su hermano. Motivado, Juan comenzó a contactar gente para dar a conocer su caso y así comenzar una búsqueda masiva, pero otra estrategia inesperada y mejor llegaría a él.
My Heritage, una empresa de exámenes de ADN, lo contactó para ofrecerle una prueba gratis, pensada para personas que buscaban a familiares perdidos. Así se puso en acción la sincronía del universo, pues Jonathan también se hizo la prueba y lo contactó tras recibir los resultados.
Oye, Soy John, de 34 años y actualmente vivo en Noruega. Fui adoptado en un orfanato en Colombia a la edad de cuatro años. No tengo familia conocida, lo que es parte de la razón por la que tomé este examen… El resultado sugiere que eres mi medio hermano, tío o sobrino, así que a menos que tú también seas adoptado, parece que estoy muy cerca de encontrar más información sobre lo que me pasó en Colombia en los años 80.
A partir de ahí, el reconocimiento fue muy rápido y se encontraron en Noruega, donde ambos platicaron sobre sus vidas. Jonathan se había convertido en un exitoso abogado y Juan en un cineasta. Luego vino el viaje de Jonathan a Colombia, donde se encontró con su madre y demás hermanos.
Ahora Juan se encuentra produciendo una película documental sobre este reencuentro que tardó 32 años en concretarse. Sin duda, será difícil unir dos historias de vida que trascurrieron independientes una de la otra durante 32 años, pero es sumamente necesario para todos aquellos que no han perdido la esperanza de encontrar a alguien.